Tecnologías en la infancia: una nueva metodología de enseñanza-aprendizaje

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Limitar de manera radical el uso de la tecnología en contextos educativos resulta casi imposible, a pesar de que la mayoría de los 97 mil entre padres, madres y profesores de distintos colegios que respondieron la encuesta online del Ministerio de Educación optaron por prohibir el uso de celulares en niños durante las clases. Hoy forman parte del diario vivir tanto de adultos como de niños, por lo que académicos de la Facultad de Ciencias Sociales proponen darle un uso pedagógico que les permita construir aprendizajes colectivos y dinámicos, ampliando los fines de los equipos electrónicos en general, ya que los celulares no son los únicos aparatos que ellos utilizan.

Sin importar hacia dónde se mire, casi siempre es posible apreciar cómo adultos se abstraen de la realidad que los rodea usando sus celulares, e incluso cómo muchos niños también los utilizan para entretenerse. La manipulación de estos aparatos tecnológicos ha despertado preocupaciones de los adultos, especialmente por parte del Ministerio de Educación (MINEDUC), organismo que abrió una encuesta online dirigida a padres, madres y profesores sobre la prohibición de celulares en aulas.

A comienzos de agosto, el ministerio dio a conocer los resultados de la encuesta que fue contestada por más de 97 mil personas, con preguntas sobre la influencia de los móviles, cómo se desenvuelven los escolares con éstos y cómo influyen en el ciberacoso, entre otras. Los datos revelaron que un 88 por ciento de los encuestados considera que se debe prohibir el uso de celulares en estudiantes de enseñanza básica, mientras que un 71 por ciento opina lo mismo sobre enseñanza media.

Tras revelar estas cifras, el ministerio presentó el plan «Formando Ciudadanos Digitales», que busca educar en torno al correcto uso de la tecnología, cuyos cinco ejes temáticos son: Uso crítico y responsable de la tecnología; Seguridad y protección de la privacidad; Participación ciudadana; Convivencia y conducta digital; Oportunidades pedagógicas.

Sin embargo, académicos de la Facultad de Ciencias Sociales especialistas en el empleo educativo de tecnologías de la información y comunicación (TIC) en niños(as), aseguran que la restricción de teléfonos móviles en los establecimientos educativos puede ser desacertada ya que el uso pedagógico y guiado de las tecnologías durante las clases contribuyen en su aprendizaje colectivo, acorde a los nuevos tiempos marcados por una sobretecnologización de las sociedades en el mundo.

Tecnología al servicio de la educación

Aunque la encuesta y la campaña del MINEDUC han tendido a centrarse en el control del uso de celulares en la primera infancia, el uso de dispositivos tecnológicos -incluidos también tablets y computadores, entre otros- se debe abordar desde una perspectiva más amplia, de acuerdo al académico del Departamento de Educación, Eduardo Hamuy, quien recuerda que a nivel internacional países como Francia y Canadá ya ha legislado al respecto.

Consultado sobre los resultados del cuestionario del MINEDUC, el profesor Hamuy piensa que los padres y madres deben entender que la relación de sus hijos con las tecnologías es parte de su formación. “El celular, por ejemplo, es una extensión y un recurso de la comunicación, de cognición e interacción social, es decir una extensión de nosotros mismos. Resulta gravitante discutir que no es lo mismo pasarle celulares a niños muy pequeños en nivel párvulos, que a quienes cursan enseñanza básica o enseñanza media”, aclara.

Prohibir absolutamente los celulares de todas las aulas es “cortarle las manos a niños durante su proceso formativo. Ahora, el aprendizaje de la alfabetización digital en los jóvenes, tiene que ir involucrando –gradualmente– distintos objetivos de aprendizaje”, añade.

En la misma línea, el también académico del mismo Departamento, Christian Mirandacomenta la paradoja que existe entre los mismos adultos que le entregan celulares a sus hijos para luego querer quitárselos. El debate sobre el empleo pedagógico y escolar debiera tener como principal protagonista a los niños frente a cuál es el sentido de su uso en la sala, “más allá de los prejuicios y creencias negativas propios de los adultos sobre su utilización. Por su parte, los profesores debieran ver los celulares como una herramienta pedagógica más”, explica el académico.

Durante la realización y trabajo de campo de dos proyectos de investigación (Fondecyt Nº 1140825 y 1170328) sobre violencia escolar, desarrollado por un equipo interdisciplinario integrado por el profesor Christian Miranda, observaron interacciones educativas entre profesores y estudiantes en escuelas de distinto tipo e índices de desarrollo humano de Santiago.

Miranda recuerda un ejemplo positivo donde la profesora de Historia y Geografía, que contaba con una especialización en TIC, dio como instrucción a sus estudiantes estudiar el Muro de Berlín en el contexto de la Guerra Fría en Europa. A un grupo de estudiantes le asignó buscar en sus celulares la definición de Guerra Fría; a otro le pidió fotos de la Alemania Oriental y Occidental para descubrir sus similitudes y diferencias y un tercero debió revisar entrevistas, documentales y películas en Youtube. Luego, les pidió una síntesis y debatir entre ellos.

Por contraparte, una negativa experiencia de enseñanza-aprendizaje fue la vivida en un establecimiento de la zona sur-oriente, donde se produjo una ruptura social en la sala de clases. Una profesora de matemáticas llamó a un estudiante para revisar su tarea, quien le mostró su cuaderno con el celular en la mano. La profesora se quedó observando la foto de portada del niño y exclamó: “¡Mira cómo te ves en esa foto, pareces delincuente!”. Tomó el celular y lo guardó en la gaveta, ya que en ese colegio estaba prohibido el uso de celulares en la sala de clases como política de normas de convivencia.

Durante cinco años este estudio analizó la violencia escolar en el espacio educativo tanto en la sala de clases como en el recreo, constatando que en esta segunda instancia, de mayor distensión y libertad, los estudiantes experimentaban rituales de interacción educativas mediadas por el uso de celulares, donde se documentaron casos de micro-agresiones, violencia verbal y psicológica por redes sociales, por lo que el profesor Miranda llama a incorporar los recreos a la hora de analizar la relación niños-tecnologías.

La tecnología no puede ser vista sólo como un recurso disruptivo en el aprendizaje, sino que los docentes también están llamados a aprender a utilizarla y entenderla como un mecanismo de aprendizaje educativo que engloba el concepto de cultura digital, aludiendo a todas las dimensiones humanas que se cruzan con la digitalización, como son la esfera de lo social, lo afectivo y cognitivo.

Prohibir por prohibir no es la solución

Desde la psicología el académico Mauricio López también cuestiona la iniciativa de prohibir la manipulación de celulares en etapa parvularia, en base a los resultados de diversas investigaciones, como el proyecto de investigación internacional “Parental Attitudes on Children’s Use of Smartphones and Tablets in Chile, Costa Rica, Germany, and Nigeria”, desarrollado en colaboración con la Universidad Técnica de Múnich y la Universidad de Costa Rica, en el que participa. Se trata de un proyecto comparativo internacional entre Chile, Costa Rica, Alemania y Nigeria, que ha analizado la adaptación lingüística de una encuesta sobre actitudes, creencias, prácticas, motivos para usarlos con sus hijos, formas de regulación actual y valores en torno al uso de pantallas (smartphones y tablets) en niños de 0 a 6 años.

El trabajo de campo realizado ha significado la aplicación de dicho instrumento en jardines infantiles de nueve comunas de la Región Metropolitana. Para ello, cuentan con una base de datos de 114 participantes, y se espera aportar con datos relevantes acerca de las variables que inciden en prácticas regulatorias de adultos sobre el uso de pantallas en niños pequeños.

Referente a la regulación, que debe pensarse también desde el enfoque de los derechos del niño que asegura que los niños tienen derecho a la recreación, el acceso a la cultura y el juego –sea o no con aparatos tecnológicos–, la literatura señala que los padres no saben muy bien cómo hacerlo.

Para darle mayor libertad a los niños en el uso tecnológico también es necesario una comunicación y diálogo explicativo constante con sus adultos responsables para evitar episodios de ciberacoso y otros riesgos asociados como agresión, abuso o acoso sexual y explotación comercial a través de Internet, entendida como publicidad excesiva para ellos o con niños como objetos publicitarios. Al respecto, “el camino a seguir es intencionar el uso de tecnologías con un objetivo de aprendizaje bien utilizado”, como también señalaban los académicos de Educación.


Carolina Escobar, periodista Facultad de Ciencias Sociales.