Cambio en la composición de productos y en los hábitos de compra: los efectos de la Ley de Etiquetado

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Este 26 de junio se inicia la tercera y última fase de implementación de la Ley sobre Composición Nutricional de los Alimentos y su Publicidad, en la que se incorporan las Pequeñas y Medianas Empresas y se reduce la cantidad de nutrientes críticos por cada 100 gramos o ml conducente a sellos. Si bien desde el inicio de su aplicación en 2016 se ha reducido el consumo de productos que presentan sellos «Alto en» y la industria ha implementado cambios en un segmento importante de alimentos, se estima que un 60 por ciento de la oferta de productos envasados, posterior a estos nuevos cambios, llevará sellos.

Tras la implementación de la Ley 20.606 sobre Composición Nutricional de los Alimentos y su Publicidad a mediados de 2016, se ha evidenciado que la población ha modificado su conducta a la hora de consumir algunos alimentos. Tal es el caso de bebidas y jugos azucarados, donde la compra de productos con sello «Alto en» ha disminuido en un 25 por ciento, llegando a 36 por ciento en cereales al desayuno y 17 por ciento en postres.

Para la Dra. Marcela Reyes, académica del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, estas mediciones objetivas «sugieren que el etiquetado está influyendo en los patrones de compras, lo que está en línea con lo que muestran otros estudios en que un grupo importante de personas refiere que compra menos alimentos con algún sello”.

Las y los expertos también han observado que en las dos primeras fases, entre 2016 y 2019, la industria alimentaria tuvo un buen cumplimiento de la regulación, ya que casi el 95 por ciento de los productos que necesitaban sello lo implementaron, o cambiaron su composición para evitar llevarlos, lo que se suma a que los contenidos de nutrientes críticos disminuyeron entre un 15 y un 20 por ciento en categorías de alimentos como bebestibles y cereales de desayuno, en sus azúcares y calorías, horneados dulces en sus azúcares y grasas, lácteos y untables dulces en los azúcares; en tanto, las cecinas han disminuido sodio y energía, los quesos y sopas en sobre también han bajado sodio, los snack salados sus grasas y los untables salados bajaron sodio, grasas y energía.

Los cambios que se proyectan en la tercera fase

Este miércoles comenzará la última fase de la implementación gradual de la ley, en la que se incorporan las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES). De acuerdo a lo establecido en la normativa legal, para este 2019 se debe disminuir los nutrientes críticos por cada 100 gramos o 100 ml; esto significa -en el caso de los alimentos sólidos- que la Energía baja de 300 a 275 kcal, el Sodio de 500 a 400 mg, los Azúcares totales de 15 a 10 g y las Grasas Saturadas de 5 a 4 g por cada 100 gramos de alimento.

Con estas modificaciones se proyecta que, según el contenido de nutrientes evaluado el 2017, alrededor del 60 por ciento de la oferta de productos envasados deberá llevar sellos. “Según nuestros estudios realizados en preescolares de 4-6 años de la región Sur-Oriente de Santiago, los alimentos que quedarán con sellos en esta nueva etapa representan el 30 por ciento de las fuentes de calorías y el 60 por ciento de las fuentes de azúcares, muy similar a lo encontrado también en un grupo de adolescentes” dice la Dra. Camila Corvalán, también académica del INTA y quien lidera la investigación que evalúa los cambios tras la implementación de la Ley.

Disminuir el consumo de alimentos ultraprocesados

Hace solo un mes, la prestigiosa revista Cell Metabolim publicó un estudio clínico controlado randomizado realizado en EE.UU., que demostró que adultos expuestos a una dieta basada en alimentos ultraprocesados –aquéllos que contienen más aditivos para hacerlos más duraderos o listos para ser consumidos sin mayor preparación– durante dos semanas consumieron más calorías y ganaron más peso que cuando estuvieron expuestos a una dieta con la misma composición de energía y de nutrientes, pero derivados de alimentos no procesados, demostrando por primera vez que el consumo de alimentos ultraprocesados desregularía los circuitos de saciedad, promoviendo el exceso de consumo de alimentos.

Estos resultados son especialmente relevantes para nuestro país, dado que la Organización Panamericana de la Salud reportó que la venta de estos alimentos aumentó en forma importante entre los años 2000-2010 en Chile. La Encuesta Nacional de Consumo de Alimentos (ENCA) mostró que en el año 2010 el 30 por ciento de las calorías consumidas por los adultos chilenos venían de este tipo de alimentos, llegando casi a 40 por ciento en el caso de los menores de 18 años.

“Los análisis secundarios que hicimos de la ENCA, en conjunto con investigadores de la Universidad de Sao Paulo, revelan que los productos ultraprocesados dan cuenta de un porcentaje importante del incumplimiento de recomendaciones internacionales en nuestra población (entre 30-40 por ciento en el caso de grasas y azúcares libres)”, señaló la Dra. Corvalán.

Esta ley justamente intenta apoyar a la población en disminuir el consumo de estos alimentos a través de mejorar la información nutricional con el uso de una etiqueta de advertencia, restringiendo la promoción de estos alimentos a niños menores de 14 años y también su venta en escuelas (o entrega como parte del programa de alimentación escolar).

Los expertos dedicados a investigar sobre los efectos de la ley, compuesto por académicos de la Universidad de Chile, Universidad Diego Portales, Universidad de Carolina del Norte (EEUU), afirman que para evaluar el efecto que tendrá la implementación total de la Ley, especialmente en indicadores, se requiere más tiempo de exposición para presentar cambios, como son la dieta y adiposidad en la población chilena.


Carla Vásquez – INTA