Crean protocolo de cuidado para animales en la Universidad de Chile ante el Covid-19

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Con el objetivo de medir el impacto que ha tenido la crisis sanitaria en las investigaciones que involucran animales dentro de la Casa de Bello, el Comité Institucional de Cuidado y Uso de Animales (CICUA) ha elaborado un protocolo y un plan de contingencia para asegurar su bienestar y mantenimiento.

rente a los impactos y complicaciones que ha traído la pandemia en el país, desde marzo el Comité Institucional de Cuidado y Uso de Animales (CICUA), organismo dependiente de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo (VID) de la Universidad de Chile, se ha preocupado por resguardar el estado de salud de los animales que participan de investigaciones que no han podido detenerse, además de entregar instrucciones a los funcionarios e investigadores que trabajan con ellos.

El CICUA fue creado el 12 de junio del 2017 con el objetivo de velar por el bienestar animal y verificar el cumplimiento de sus regulaciones, junto con mantener actualizados los registros de protocolos teniendo en cuenta aspectos éticos.

Durante la crisis sanitaria, el comité desarrolló el formulario “Protocolo de Contingencia COVID-19” y, además, elaboró la encuesta “Plan de contingencia CoViD-19 para asegurar el bienestar animal en la U. de Chile”, que fue enviada a los decanos y directores de investigación de diversas facultades e institutos a nivel institucional. Este cuestionario reveló que actualmente existen 40 investigadores que estudian a partir de modelos animales.

El coordinador del CICUA, Ronald Vargas, explicó que «las indicaciones elaboradas hacen hincapié en que sólo aquellas actividades presenciales críticas pueden seguir en ejecución, considerando la protección debida del personal, turnos éticos y el distanciamiento social. Hay lugares que mantenían animales que vienen hace muchos años siendo evaluados, mientras otros están en proceso de envejecimiento o estudiando distintas cosas que no se pueden paralizar de un día para otro”.

Sin embargo, de estos 40 investigadores registrados, sólo el 55 por ciento tiene alimento e insumos para los 90 días posteriores al envío de la encuesta, mientras que el 32 por ciento cree que tal vez y el 13 por ciento declara no poseer los recursos para el tiempo consultado. Ante este panorama, Vargas agrega que están elaborando un plan para ir en ayuda de los investigadores. “En algún momento vamos a tener que volver y buscar las formas de auxiliar a los académicos y académicas afectadas. La mayor medida tomada fue la suspensión de la reproducción de animales, manteniendo la cantidad mínima para reiniciarla una vez que se retomen las actividades. Por tanto, todos los bioterios aún cuentan con un stock disponible”, detalló.

Durante la pandemia el CICUA desarrolló el formulario «Protocolo de Contingencia COVID-19» y, además, se elaboró la encuesta «Plan de contingencia CoViD-19» para asegurar el bienestar animal.

La Universidad de Chile y su rol pionero en protocolos de bioética animal

El 14 de agosto del año 2000, el entonces director del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina, Dr. Jorge Allende, se vio obligado a dar declaraciones por un reportaje publicado en televisión nacional. Un pasante de la Universidad de Chile ingresó junto un periodista a un laboratorio donde se experimentaba con monos, los que habían sido previamente criados en una colonia, junto a 88 primates más en otra universidad de Santiago.

Ese año, se desplegaron diversas manifestaciones al no contar con suficientes normativas e instrumentos institucionales que evaluaran los procedimientos de las investigaciones en las que era utilizados modelos animales. Ante esto, la Universidad de Chile comenzó a crear protocolos definidos y en 2009 se creó la Ley 20.380 de protección de animales, que finalmente desencadenó la creación del CICUA en 2017.

En los últimos años, los certificados de uso de animales son una exigencia en la publicación de algunas revistas científicas y en convocatorias financiadas por ANID. La directora de Investigación de la U. de Chile, Silvia Núñez destacó la creación de este comité y señaló que “la existencia de este organismo es trascendental para dar el respaldo de que se están realizando investigaciones de manera ética, sin dañar a ningún ser vivo que participa de esto. Tenemos animales pequeños y animales mayores y, por tanto, el espectro es muy variado y debemos ocuparnos de cumplir todas las normas y resguardar a todas las especies”.

Por su parte, el presidente del CICUA y académico de la Facultad de Medicina, Emilio Herrera, se refirió a los focos del organismo. “Nuestro objetivo no es bloquear a la ciencia con animales. Entendemos que éstos se necesitan para el avance científico, por lo que hay que buscar soluciones que consideren una menor cantidad de animales para obtener el mayor provecho para ellos y las investigaciones. Existen muchos estudios que son con fines de veterinaria o de fisiología animal como tal”, subrayó.

Los animales y el Covid-19

Recientemente, en los medios nacionales fueron publicados estudios de investigadores de la Universidad Austral, donde señalaban que los camélidos, como la llama y la alpaca, podrían servir como tratamiento para el coronavirus. Además, la hormona melatonina que actualmente está siendo usada en algunas partes del mundo como coadyudante en el tratamiento, ya ha sido testeada en animales bovinos del norte de Chile en el laboratorio del Doctor Herrera, con excelentes resultados cardiovasculares y cardiopulmonares.

“El problema que tenemos con este virus es que, a la fecha, yo no conozco ningún modelo que replique lo que sucede en las personas. Los animales no presentan la sintomatología que tiene el humano y el ejemplo de esto son los gatos. A ellos si se les puede contagiar con Covid-19, pero hay algunos casos reportados que presentan más secreción nasal. Sin embargo, ninguno produce las neumonías severas o la insuficiencia respiratoria como los pacientes internados”, explicó Herrera.

Asimismo, agregó que “los tratamientos experimentales probados en animales, deben enfocarse en modelos que representen fielmente la enfermedad que se está generando en el humano. Si actualmente no tenemos ningún modelo en animales que manifiesta la enfermedad como la estamos manifestando nosotros, no tiene mucho sentido proponer un tratamiento a través de un modelo animal”.

Las investigaciones han dado cuenta que hoy es posible aprovechar las características de los animales y de sus mecanismos para superar infecciones virales por las selecciones evolutivas que presentan, como el caso de los camélidos. Esta es una nueva línea de investigación que no sólo busca desarrollar vacunas, sino también aprender de ellos y sus recursos, para luego aplicarlo en humanos.


Comunicaciones VID