Académicos U. de Chile analizan los niveles de participación en las últimas elecciones presidenciales

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El volumen de personas que acudió a sufragar, el impacto de los votos nulos y blancos y las proyecciones para la segunda vuelta presidencial son algunos de los temas abordados por los profesores de la Universidad de Chile Miguel Ángel López, María Cristina Escudero, ambos del Instituto de Asuntos Públicos, y Octavio Avendaño, de la Facultad de Ciencias Sociales. Los académicos analizan lo que sucedió en el proceso electoral de este domingo y lo que viene para los comicios del próximo 19 de diciembre.

Los y las chilenas nuevamente nos tendremos que enfrentar a las urnas. Será el próximo 19 de diciembre, cuando elijamos a quién será el nuevo Presidente de Chile. ¿Las opciones? Gabriel Boric, candidato de Apruebo Dignidad, quien logró un 25,83 por ciento de las preferencias en los comicios de ayer, equivalente a 1.814.809 votos, versus José Antonio Kast, del Frente Social Cristiano, quién consiguió un 27,91 por ciento con 1.961.122 sufragios, según el Servicio Electoral de Chile (Servel).

Las imágenes de televisión, los reportes entregados por los periodistas en terreno y los ciudadanos a través de sus redes sociales daban cuenta de una alta afluencia de votantes en la jornada de ayer. Sin embargo, pese a las largas filas de electores que se vieron, la participación al final del día no mostró diferencias importantes, y si bien votó un gran número de personas, el total no logró superar la participación alcanzada en el Plebiscito del año pasado.

“Las elecciones si bien se veían muy multitudinarias no lograron conseguir la cantidad de participación que se obtuvo en el plebiscito 2020, que ha sido desde la época del voto voluntario, la participación más alta que ha tenido Chile. En esa oportunidad, votó 50,9 por ciento de la población que son 7.569.082. Esa cantidad es la más grande de personas que ha votado en número, pero no así en cuanto a porcentaje. En la elección de ayer votó un 47,6 por ciento de la población, muy parecido a lo que fue la elección presidencial de 2017. Entonces, se esperaba y lo ideal hubiese sido alcanzar el resultado del plebiscito del 2020”, dice Miguel Ángel López, académico del Instituto de Estudios Internacionales y del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.

Dentro de las razones, explica el analista, está el hecho de que las anteriores elecciones se realizaron durante un fin de semana completo. “Tal vez, como seguimos en pandemia, hubiese sido una buena medida haber hecho una elección en dos días. Eso hubiese aumentado la cantidad de electores probablemente”, advierte López. En esta línea, el académico plantea que la participación podría haber sido mayor si se hubiesen adoptado algunas medidas, como “haber extendido hasta las ocho las mesas, por ejemplo, dado el calor que hubo ayer, que afectó parte de la participación y también por los efectos de la pandemia para evitar aglomeraciones”.

Por su parte, Octavio Avendaño, académico del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, asegura que «la participación fue baja, mucho más baja que el plebiscito del 25 de octubre del año pasado donde se registra un porcentaje de participación en torno al 50 por ciento, levemente más baja de lo que fue la participación en la elección presidencial del año 2017, que se inclinó en torno al 51 por ciento. Ahora, la participación fue de un 46 por ciento, 3 puntos porcentuales superior a la mega elección de abril cuando se eligieron los convencionales constituyentes, los gobernadores, alcaldes y concejales».

Además, plantea que «en los últimos años son diversos los partidos políticos y bloques políticos que han estado representados en el Congreso Nacional. Se supone que esos partidos también movilizan a su electorado. Hoy tenemos nuevos partidos, han aumentado en el Congreso, observamos una cantidad en torno a seis bloques políticos, ya no solo al Frente Amplio con el Partido Comunista o la Ex Concertación y la Centro Derecha. Sin embargo, esos bloques políticos pareciera que no tienen la fuerza suficiente como para movilizar al electorado«.

Asimismo, María Cristina Escudero, académica del Instituto de Asuntos Públicos de la U. de Chile, sostiene que «todavía tenemos un problema de incentivos para la votación. Hay un 50% de la población que no se manifiesta y seria importante ver como convocarla». La gran sorpresa de esta elección, agrega es la especialista, «es la votación que saca Parisi, especialmente en el norte, y la sorpresa es porque él no responde a un eje izquierda o derecha, está como fuera de lo que uno piensa o analiza comúnmente en las elecciones. Sin embargo, no saca mucho más de lo que sacó en las elecciones pasadas, pero en un escenario donde hay más fragmentación del voto, sorprende más».

Otros factores: votos nulos y blancos

Otro punto que considera Miguel Ángel López al momento de revisar la cantidad de personas que llegaron a las urnas y su nivel de participación son los votos nulos y blancos. “Votaron muchos más para las elecciones presidenciales que para las de diputados y Consejos Regionales (CORE)». Y, lo grafica así: “En el caso de las presidencial tenemos 7.115.590 de votos, en cambio para la elección de diputados 7.072.228 y para la de CORES todavía baja un poco más (7.061.000). (…) Para las votaciones presidenciales los votos nulos y blancos alcanzan más o menos, 1,2 por ciento. Sin embargo, para las elecciones de diputados, el voto nulo y blanco sube y es cercano a un 10 por ciento de los votos, y eso aumenta en los CORES a un 11 por ciento». Por esto, señala que, «uno puede ver que la elección presidencial es la más importante, la que atrae más votantes y que mucho de los votantes, más o menos 1 de cada 10 personas, votan por un candidato presidencial, pero no votan por ningún diputado o por algún CORE”.

Octavio Avendaño plantea que a la hora de analizar la participación, «hay otros factores que van más allá de la pandemia y que pueden ir por el lado de los efectos que va generando el voto voluntario en una población con muy baja cultura política en algunos sectores o una población desafectada del sistema político con niveles de identificación bastante bajo, que no sobrepasa el 16 por ciento, y eso desde luego en el marco de una elección competitiva, de carácter inminentemente política, podría estar afectando».

¿Proyecciones?

Sobre lo que se espera que ocurra en un par de semanas más, cuando se realice la segunda vuelta presidencial, Miguel Ángel López plantea que la realización de los comicios en diciembre podría permitir que un número mayor de personas lleguen a cumplir con su derecho a voto. “En el pasado era en enero, y eso chocaba muchas veces con las vacaciones de algunas personas. No necesariamente había mayor votación. Ahora, siendo en diciembre, poco antes de la navidad, entonces sí hay una posibilidad de que aumente las personas que voten, pero gran parte de eso dependerá de la capacidad que tendrán Kast y Boric de atraer a los votantes de los otros candidatos e incentivar a gente que no votó a que ahora voten y eso sería también un aspecto importante”.

Para finalizar, Octavio Avendaño señala que «la participación tiende a ser bastante inestable, bastante volátil. Así como hablamos de una volatilidad electoral, también observamos que los electores tienden a no concurrir o experimentar una suerte de inestabilidad en su condición de tal. Asisten a algunas elecciones, dejan de asistir a las siguientes, vuelven, entonces se va generando una dinámica bastante inestable que es un efecto perverso del voto voluntario, pero también trae consecuencias reales desde el punto de vista de los resultados electorales».


Maritza Tapia, periodista Prensa U. de Chile. Fotos: Felipe Poga.