Cómo el avance de la Inteligencia Artificial y la neurociencia afectan nuestra vida cotidiana y la democracia

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El avance de la tecnología y la investigación científica en estas áreas hacen necesaria la discusión sobre los límites éticos de tecnologías que trabajen con el cerebro humano. «Como Universidad de Chile creemos que esta discusión debe hacerse pensando en el conjunto del país, para proteger derechos fundamentales como la privacidad, la identidad y el acceso igualitario a los avances», afirmó el Rector Ennio Vivaldi en lanzamiento del proyecto de ley de neuroderechos.

Todos los días leemos mensajes en Whatsapp, intercambiamos mensajes en redes sociales, ponemos “likes” a fotos de nuestros amigos. También, subimos vídeos divertidos a Tik-Tok. Buscamos “Zapatillas” en Google. De pronto, pensamos en comprar calcetines y nuestro celular, cómo si hubiera leído nuestra mente, nos ofrece a través de la publicidad la última oferta de esta prenda de vestir. Las preguntas saltan inmediatamente en nuestra cabeza: ¿Me leyó la mente? ¿Me estará espiando? ¿Mi celular está escuchando?

En un contexto donde la tecnología e investigación en inteligencia artificial y neurociencia avanzan más rápido que los límites que les ponemos, es que parlamentarios presentaron un proyecto de ley que tiene por objetivo resguardar la integridad  física y psíquica de las personas, a través de la protección de nuestra privacidad, datos neuronales y derecho a la autonomía o libertad de decisión.

“Como Universidad creemos que esta discusión debe hacerse pensando en el conjunto del país, para proteger derechos fundamentales como la privacidad, la identidad y el acceso igualitario a los avances tecnológicos”, señaló en la presentación de la iniciativa legal el Rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi.

En el contexto de incertidumbre ante el avance de las tecnologías y el límite que les ponemos como sociedad, Pedro Maldonado, neurocientífico y académico de la Facultad de Medicina, pone paños fríos. “El uso de nuestros datos por parte de la Inteligencia Artificial es algo que ya está ocurriendo, pero nuestra privacidad mental aún no está amenazada de forma inmediata. No todas estas amenazas éticas, son igual de urgentes, sin embargo, de todas maneras se discuten como un paquete porque no se puede determinar con precisión cuándo van a aparecer estas tecnologías y por lo tanto es más conveniente prevenir que curar”, explica sobre el proyecto de ley.

Pedro Maldonado, neurocientífico y académico de la Facultad de Medicina,

El dilema de las redes sociales: Una amenaza a la democracia

Amazon, Google, Facebook, Instagram, Twitter y varias compañías tecnológicas recopilan nuestros datos personales mientras navegamos por la web con el objetivo de entregarnos una navegación personalizada. Sin embargo, expertos del área de las ciencias de la computación alertan desde hace años de los peligros de esta práctica.; situación que evidenció el documental “El dilema de las redes sociales” de Netflix, que trajo a la luz, una vez más, la manera en que estas compañías usan nuestros datos y sus potenciales peligros para la democracia.

“Las redes sociales construyen perfiles de personas sumamente detallados para luego mostrar a los usuarios publicidad muy efectiva”, explica Bárbara Poblete, académica de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas y experta en datos y redes sociales.

Desde su punto de vista, la complejidad de que los gigantes tecnológicos tengan esta capacidad de hacer micro marketing comienza a ser peligrosa cuando se trata de publicidad política que contiene información falsa. “Si es muy acertado a mi perfil, quizás haga cambiar mis actitudes al momento de votar o cómo me organizo democráticamente en términos de expresar mis preferencias”, detalla.

Bárbara Poblete, académica de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas.

Para la académica, el hito que marcó un antes y después respecto al uso de nuestros datos y las redes sociales fue el caso “Cambridge Analytica”, empresa que recopiló -a través de Facebook- datos de 40 millones de personas para elaborar contenido y anuncios personalizados además de noticias falsas que luego replicó a través de redes sociales, blogs y medios. “En este caso se evidenció lo vulnerable que es nuestra privacidad y lo altamente manipulable que pueden ser ciertos segmentos de personas”, precisa Poblete.

“Las redes sociales, entregan información valiosa pero no puede ser nuestra única fuente de información. El problema es que las personas, han dejado de informarse por los medios tradicionales y se informan solo en redes sociales, lo que puede ser una actitud riesgosa que está produciendo problemas en la sociedad, como la polarización”, indica Poblete.

Lionel Brossi, académico del Instituto de la Comunicación e Imagen de la U. de Chile.

Muchas veces, los usuarios de redes sociales, cancelan, silencian, bloquean contenidos o contactos por diversas razones, como por ejemplo, no estar de acuerdo con determinada posición política, su visión del mundo, entre otros. “Lo cierto es que ‘cancelar’ las visiones diferentes a las de sí, tiene consecuencias en relación a los debates plurales, la libertad de expresión, la construcción conjunta de conocimientos, entre otros”, explica Lionel Brossi, académico del Instituto de la Comunicación e Imagen.

“En tiempos donde la información de calidad y plural es sumamente relevante, la generación de filtros de información se impone como un modelo detrimental de  los procesos democráticos, y la toma de decisiones bien informada”, indica.

Y finaliza: “Es necesario una actitud crítica sobre las dinámicas en las que funcionan las redes sociales y cómo operan los algoritmos detrás de ellas. En ese sentido, la alfabetización digital es clave”.


Marta Apablaza, periodista Prensa U. de Chile.