Entrevista a Claudia Heiss sobre el proceso constituyente

Compartir
f170160-1-h

En un nuevo ciclo de entrevistas de Prensa U. de Chile a través de Facebook Live, analizamos junto a la jefa de la carrera de Ciencia Política del Instituto de Asuntos Públicos de la U. de Chile y ex integrante de la comisión técnica constitucional, los próximos pasos que vienen en el proceso de redacción de una nueva constitución para el país y cómo garantizar la participación de la ciudadanía.

Para aclarar las dudas que existan respecto a cómo será el proceso de redacción de una nueva constitución, ¿cuáles son los pasos que vienen de aquí en adelante?

Lo primero que viene es la elección de las personas que van a conformar la convención constitucional. El sistema electoral que se acordó el 15 de noviembre, que fue el puntapié inicial de este proceso -detonado por la ciudadanía y que fue recogido por el sistema político-, estableció que lo que iba a regir en la elección de convencionales iba a ser la ley electoral normal, y que se iban a seguir las reglas de la Cámara de Diputados para la convención. Es por esto que quedó compuesta por 155 integrantes. Eso significa que se va a usar un sistema proporcional, con el sistema D’Hondt, que significa que los miembros de una misma lista suman sus votos para asignar una representación a una idea o grupo político y no individuo por individuo, entonces hay que competir en listas porque las listas suman sus votos.

El sistema político desde el comienzo de la discusión sobre proceso constituyente fue consciente que esta movilización era, en parte, en contra de las élites, y con mucho rechazo al trabajo de los partidos políticos, por lo que se envió la señal que esta forma de elegir convencionales iba a tener algunas revisiones, particularmente en tres categorías. Esto es lo que se llamó el acuerdo complementario en las discusiones del proceso constituyente, y que consistía en incorporar a las mujeres, a los pueblos indígenas y a los independientes de manera más representativa.

Pensamos que íbamos a regular eso en la reforma constitucional que habilitó el proceso constitucional, que fue la ley 21.200, pero el acuerdo político no estuvo en ese momento. Luego, vino la otra reforma constitucional en marzo, donde se estableció el tema de los independientes y la paridad de género, que es una gran joya de nuestro proceso constituyente. No se alcanzó a regular la participación de pueblos indígenas a través de escaños reservados. Ese último punto todavía está pendiente.

El problema de los independientes se zanjó, pero creo que no de una manera que ha sido totalmente satisfactoria, por lo tanto siguen habiendo mociones en el parlamento para tratar de mejorar aún más la posibilidad de éstos de competir, ya sea en listas o a través de cupos dentro de las listas de los partidos políticos.

«Este proceso viene de la movilización ciudadana, fue detonado por la ciudadanía y recogido por el sistema político», explica la académica Claudia Heiss.

En el congreso se está tramitando bajar el porcentaje de firmas necesarias para que personas que no pertenecen a partidos políticos puedan postular como convencionales, pero igualmente estas personas deberán conformar listas. ¿Consideras que son adecuadas las exigencias para su participación o con esto solamente se limita su posibilidad de participación efectiva?

Creo que no es malo que los partidos políticos tengan un rol importante, siempre que acusen recibo de la señal de este plebiscito, que la gente no quiere que sean las mismas caras y los mismos políticos de siempre los que estén haciendo la Convención Constitucional. Por lo tanto el desafío del proceso chileno es vincular estos dos mundos: vincular el mundo político y el social. Para eso es muy importante que los partidos busquen caras nuevas quizás entre su propia militancia, entre personas que son adherentes pero que no han tenido la oportunidad de ejercer cargos de representación. En segundo lugar, como muchos partidos han dicho, abriendo cupos a independientes.

Es importante que las personas que van a ir a la Convención tengan trabajo territorial, que representen opiniones que sea importante que estén presentes. Estamos usando un mecanismo que asume que las personas que van representar algo, una idea, un proyecto de constitución, no se representan a sí mismas. En ese sentido, yo creo que es importante que las personas que van a ir a la convención pidan el voto, al momento de hacer las campañas, de manera programática.

Creo que hay un obstáculo más importante todavía, que es el financiamiento de campañas. Se necesita mucha plata para financiarlas, y ahí si que hay un problema grave, que es que los independientes van a tener dificultad para conseguir el financiamiento. Siempre he pensado que la extrema elitización y oligarquización de nuestro sistema político se debe a que, en gran medida, para llegar a un cargo de representación las personas tienen que endeudarse o tener dineros de sus partidos, y eso significa que hay una gran desigualdad al competir a un cargo de representación popular. Por eso que creo que el financiamiento público de la política es la mejor forma de competir con ideas y no por quien tiene más plata para hacer propaganda.

«Uno de los problemas que ha tenido nuestra constitución es la extrema elitización de la decisión política y que las decisiones se toman muy lejos de la gente», explica Heiss.

¿Qué tan cierto es que la redacción de una nueva constitución será “de cero”?

La hoja en blanco fue la solución a la que se llegó pensando cómo construir un nuevo sistema político, a partir de uno anterior que estaba lleno de amarras y puntos de veto que habían sido instalados por la dictadura. Trabajar sobre la constitución del 80 bajo sus mismas reglas, no parecía la forma para producir un verdadero reemplazo del sistema. Finalmente, se dijo «mejor partamos de una hoja en blanco». Ahora, eso no significa que al momento que se vaya a decir cómo queremos que sea el régimen político, van a desaparecer todos los años de historia institucional del régimen político chileno, obviamente no. 

Este proceso constituyente va a nacer, primero, sobre la base de una historia constitucional. Las personas que están ahí van a funcionar sobre cómo han funcionado las cosas en Chile, en un contexto de tribunales de justicia que están funcionando, poderes del estado que están funcionando, leyes que siguen vigentes. No se suprimen todas las leyes de Chile por el acto de aprobarse la nueva constitución. El proceso de cambio político que va a generar esta nueva constitución va a ser un proceso lento, de adaptación paulatina de todas las instituciones al nuevo texto constitucional. Por supuesto que va a haber normas transitorias y va a haber un periodo de ajuste, que involucra no solamente adaptar la legislación a los nuevos preceptos constitucionales, sino también interpretar las normas de una manera distinta como se interpretaban antes, interpretar la justica, interpretar las decisiones.

La constitución da una señal de donde va este país, cómo funciona, nuestros horizontes, y todo el sistema político que está ahí, el cual no va a desaparecer con el proceso constituyente. Va a tener que ir poco a poco adaptándose a ese cambio, y en ese sentido por cierto que va a ser un proceso lento.

Hay temas que son demandas históricas y que sin duda son para muchos centrales, como pensiones, salud, educación, vivienda, entre otros. Pero, ¿qué otros elementos y temas deberían ser considerados en la elaboración de una constitución moderna?

Un sistema que asegure los derechos sociales como un horizonte con el que esta comunidad política se compromete, es un elemento muy importante, pero también creo que es importante revisar la distribución del poder en la constitución. Chile llega tarde a una oleada de cambios constitucionales en América Latina, pero Chile puede aprender. Llegar tarde creo que es lo que nos llevó a este nivel de conflicto social, a este nivel de tensión y al deterioro del sistema político, pero si hay algo bueno en llegar tarde es que podemos aprender de los logros y los fracasos de nuestros países vecinos. En ese sentido, una cosa que se ha observado bastante de los procesos constituyentes latinoamericanos es que tendieron a reforzar mucho la carta de derechos, pero no a modificar mucho la distribución del poder. En esa parte es importante una mayor inclusión y un mayor acercamiento de la decisión política a la ciudadanía.

Uno de los problemas que ha tenido nuestra constitución es la extrema elitización de la decisión política y que las decisiones se toman muy lejos de la gente. En ese sentido, parte de la demanda por una nueva constitución y por un cambio político incluyen, por ejemplo, procesos descentralizadores, mecanismos de consulta a la ciudadanía, quizás otros mecanismos de democracia directa y un contrapeso distinto entre el ejecutivo y el legislativo. Creo que ahí sería bueno pensar formas de fortalecer un poco el rol del congreso y quizás reducir las atribuciones en el uso de los estados de excepción, que es una característica de del hiper presidencialismo chileno.

Sin duda lo que se viene es un proceso largo. En este período, ¿cómo aseguramos que la ciudadanía se mantenga conectada con el proceso?

Ese punto es clave para la legitimidad del proceso, y que no está regulado con las reformas constitucionales y que podría regularlo el reglamento de la Convención Constitucional. Una vez que se elija la convención, lo primero que tiene que hacer es nombrar es una presidenta o presidente, una vicepresidenta o vicepresidente, y establecer su reglamento de funcionamiento. El reglamento va a decir cosas como si hay comisiones de trabajo, cómo se aprueban las normas, pero también cuáles van a ser las medidas de transparencia, de información pública y también de incidencia ciudadana en los procesos de la convención.

Ahí creo que es importante que las personas antes votar por candidatos y candidatas, tienen que preguntarles por lo menos dos cosas: cuál es su proyecto de constitución y segundo, cómo va a asegurarse usted que mi voz esté incorporada en ese proceso.

En el congreso aún no hay acuerdo de la fórmula para garantizar escaños reservados para los pueblos originarios. ¿Cuál crees que será el mecanismo que será aprobado finalmente? ¿Este garantiza una representación real?

Los números que se están especulando para representar a ese 13 por ciento de personas que en Chile se identifica con algún pueblo originario, tiene que ser supernumerario. Si se resta eso de la convención baja mucho la representatividad de los territorios. Este es un criterio de representatividad distinto, que está dado por el número de personas que se eligen por distrito. Yo creo que la representación de pueblos indígenas tiene que sumarse a esa representatividad territorial como un criterio diferente. Creo que la inclusión de más grupos marginados por la política chilena será un factor determinante de la legitimidad del proceso.

Revisa la entrevista completa aquí.


Muriel Solano, prensa U. de Chile
Fotos: Felipe Poga.