Estudio revela grandes diferencias sociales en acceso a la educación remota

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Una encuesta del CIAE de la U. de Chile reveló que más de la mitad de los menores consultados declara que «se aburre con facilidad» y 4 de cada de 10 tienen problemas para concentrarse, no quieren hacer las tareas o se frustran con frecuencia. De acuerdo al estudio, los niños y niñas que no cuentan con espacio exterior de uso exclusivo en sus viviendas presentan mayor incidencia de problemas socioemocionales.

La encuesta abarcó a 4.912 hogares de 241 comunas de todas las regiones del país, se aplicó de manera online y estuvo dirigido a madres, padres y apoderados de estudiantes entre 4 y 18 años (fue realizada durante el 1 de septiembre y 14 de octubre). El trabajo es parte de un estudio mayor que tiene por objetivo conocer y comprender las experiencias educativas en el hogar, en el contexto pandemia COVID-19, de niñas y niños pertenecientes a distintas clases sociales, de zonas metropolitanas, urbanas y rurales de Chile. Esta investigación es desarrollada por un equipo del CIAE de la U. de Chile y financiado por ANID, como parte de los fondos de asignación para proyectos de investigación sobre el coronavirus.

El trabajo indagó tanto en la situación socioemocional de niños y niñas, como en las condiciones de los hogares y el acceso a conectividad y a educación remota y actividades no escolares que realizan diariamente (recreativas y de socialización) en época de confinamiento. “Aunque escuelas, familias y estudiantes han estado haciendo enormes esfuerzos por sostener el proceso educativo, las condiciones de los hogares y lo inédito de la situación de confinamiento han significado obstáculos muy difíciles de superar para una buena parte de familias”, sostiene Cristian Bellei, investigador del CIAE de la U. de Chile. A su juicio, esto en la encuesta se refleja en los tiempos dedicados a la escuela, las actividades que niñas, niños y adolescentes y los múltiples problemas socioemocionales que están enfrentando.

Respecto a la dedicación al aprendizaje en casa, la encuesta detectó que existe una enorme diferencia entre los estudiantes en cuanto a las horas de dedicación a actividades escolares que están haciendo en sus casas: mientras 1 de cada 4 dedica una hora o menos al día a actividades escolares, 1 de cada 3 dedican 4 horas diarias o más. Si se proyecta esta diferencia a un mes de trabajo escolar, encontramos que un grupo de estudiantes ha acumulado, a lo más, 20 horas de estudio al mes. Otros, en cambio, han acumulado ese nivel de estudio en solo una semana, totalizando en el mes, por lo menos, 80 horas.

En ese sentido, una de las conclusiones del estudio es que pareciera haber una clara polarización en el tiempo que los estudiantes dedican a las actividades escolares. “Mientras un cuarto de los niños parece prácticamente desenganchado, un tercio dedica al menos media jornada de su día a la escuela. Estas enormes diferencias se asocian fundamentalmente a las desigualdades socioeconómicas del país”, dice Mariana Contreras, asistente de investigación del CIAE.

Respecto a la situación socioemocional de niños y niñas, el estudio encontró que los estudiantes de enseñanza media son quienes están siendo más afectados con el confinamiento, especialmente en no querer levantarse, tener problemas para dormir, y estar menos sociables; seguidos por los estudiantes de enseñanza básica, a quienes le afectan temáticas mayormente asociadas al cumplimiento de actividades escolares. A los preescolares, le afectan más temáticas emocionales asociadas al estrés en la vida cotidiana.

Sobre las condiciones en los hogares y de acceso a la educación remota, la encuesta identificó que las condiciones materiales en los hogares son muy desiguales y éstas se asocian con desiguales oportunidades para el aprendizaje en casa. La mitad de las y los encuestados vive en viviendas de 50 metros cuadrados o menos, lo que impacta en el espacio para estudiar. Por ejemplo, en viviendas con más de 100 mts. cuadrados, más del 80 por ciento de niñas y niños tienen siempre un espacio propio o habitación donde estudiar y hacer las tareas; por el contrario, en los hogares de menos de 30 mts. cuadrados, sólo el 36 por ciento tiene siempre un espacio donde estudiar, mientras el 34 por ciento no lo posee nunca o casi nunca.

Así, mientras 8 de cada 10 estudiantes de colegios privados tienen clases online diariamente y tienen “siempre” o “casi siempre” acceso a libros de apoyo, materiales pedagógicos o un espacio donde estudiar, la situación es muy diferente entre el resto de los escolares.

Un tercio de los niños de escuelas gratuitas tiene clases online diarias y casi un quinto de los estudiantes municipales nunca tiene clases online. La mitad de los estudiantes municipales tiene acceso “siempre” o “casi siempre” a acceso a libros de apoyo, materiales pedagógicos o un espacio donde estudiar y el 25 por ciento no tiene acceso nunca a un espacio propio para hacer sus tareas.

Poca actividad física y exceso de pantallas

El estudio determinó además que la gran mayoría de las niñas y niños (86,3 por ciento) están todos los días frente a una pantalla (televisión, tablet o celular), aunque el 40 por ciento también juega sin pantalla todos los días. Otras de las actividades rutinarias que se dan en alto nivel (todos los días) son ayudar en tareas domésticas en el hogar como limpiar, cocinar y ordenar (40 por ciento), chatear con amigos/as o comunicarse a través de redes sociales (33 por ciento) y leer o jugar videojuegos (32 por ciento).

Respecto de otras actividades, el estudio encontró que un tercio de los estudiantes de media no está haciendo nunca actividades deportivas o ejercicios físicos, frente a otro tercio que solo lo está haciendo un día a la semana.

“La poca actividad física y contacto social con pares, junto al estrés que implica la situación de pandemia y confinamiento, ha afectado el bienestar socioemocional de niñas, niños y adolescentes de todas las edades. Los efectos socioemocionales de la pandemia se expresan de modo diferenciado según las edades de los niños”, sostiene Bellei.


Elizabeth Simonsen, CIAE