Experta de la Universidad de Chile explica las principales claves del conflicto en Colombia

Compartir
f175367-1-h

Desde el pasado 28 de abril, miles de personas en Colombia han salido a las calles a protestar contra un proyecto de reforma tributaria promovido por el gobierno de Iván Duque. La académica del Instituto de Estudios Internacionales de la U. de Chile, Paz Milet, explica que más allá del rechazo a esta iniciativa legislativa la pandemia ha profundizado un descontento que ya había manifestado la sociedad colombiana en noviembre de 2019, un proceso similar al «estallido social» vivido por nuestro país un mes antes, al que se suman las complejidades del proceso de paz con grupos de insurgencia.

Miles de personas en Colombia han salido a las calles desde el pasado 28 de abril a protestar en contra un proyecto de reforma tributaria promovido por el gobierno de Iván Duque, iniciativa que fue retirada por el mismo mandatario el pasado domingo. Como respuesta a estas manifestaciones, el Ejecutivo decretó toque de queda y envió a las fuerzas militares a la calle para controlar a las multitudes. Sin embargo, ahora enfrenta el llamado a un paro laboral.

La situación más difícil se vive en Cali, capital del departamento del Valle del Cauca y principal ciudad del suroeste de Colombia. Esta es una de las zonas donde se vive mayor incertidumbre debido a los altos niveles de violencia por parte de la policía y manifestantes, así como por los bloqueos que han derivado en un desabastecimiento de alimentos y combustible. A todo esto se suma además la delicada situación sanitaria que vive el país producto de la pandemia.

En este contexto, la académica del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Paz Milet, explica las principales claves del conflicto y la complejidad de la crisis política y social en Colombia.

¿Por qué se generan estas fuertes manifestaciones contra el gobierno?

El gatillante es una reforma tributaria que, de alguna manera, estaba encubierta en una política que hablaba de generar solidaridad para enfrentar los principales riesgos y consecuencias de la pandemia, pero que en su génesis buscaba que los ciudadanos respondieran en una lógica de solidaridad por sobre las empresas. Esto quiere decir que el foco principal estaba en la gestión ciudadana de la crisis, y efectivamente no había un compromiso similar de las empresas.

Después del “estallido social” en Chile, Colombia tuvo un proceso bastante similar, aunque de un alcance menor, que de alguna manera se vio postergado o afectado por todo lo que ha ocurrido durante la pandemia. Por esta razón, ya existe un descontento latente en contra del sistema, en contra de las políticas gubernamentales, y que también hace referencia al posconflicto. No hay que olvidar que Colombia está en la aplicación de un acuerdo de paz, que fue suscrito por el Presidente anterior a Iván Duque, Juan Manuel Santos.

Entonces, se juntan todas estas variables como factores motivadores causantes de esta movilización que también deja presente otro fenómeno, que es la situación de la policía, una policía que estaba preparada para enfrentar una lógica de conflicto y que hoy en el posconflicto no sabe actuar adecuadamente en el marco de los derechos humanos.

¿Las manifestaciones actuales tienen relación con las que había vivido Colombia en noviembre de 2019?

Sí, es una profundización que se ha producido a partir de la pandemia. No hay que olvidar que en 2019 había un descontento con el sistema, un número importante de la población se sentía postergado, que evaluaba críticamente la agenda del futuro, pensiones, situación sanitaria, acceso a los servicios. Sin lugar a dudas, la pandemia ha profundizado este descontento que ya se manifestó el año 2019. A raíz de esto las debilidades estructurales de la sociedad y política colombiana han sido cada vez más evidentes.

El domingo 2 de mayo el gobierno retiró la reforma tributaria, y a pesar de aquello las manifestaciones continúan, ¿a qué se debe esto?

Eso da cuenta de que hay un descontento mayor, mucho más amplio, y que también se une a un componente más importante, la policía y la reacción al actuar policial. También está relacionado con la polarización que se vive políticamente en Colombia.

En medio de este contexto, han salido declaraciones del expresidente, Álvaro Uribe, llamando a que se legitime la acción de la policía en contra de lo que él considera que es terrorismo, habla de legitimar las armas y el uso de la fuerza de la policía. Estas declaraciones han entrado en confrontación con otros sectores políticos y ha quedado más que claro el fuerte nivel de polarización que vive la sociedad colombiana.

La respuesta policial ha provocado numerosos muertos y heridos, mientras el gobierno acusa la acción de grupos como las FARC y el ELN, ¿dónde nace la violencia?

En el proceso actual hay una serie de sectores generadores de violencia. No hay que olvidar que esta es una sociedad que ha vivido más de 50 años de conflicto, que se generó un proceso de paz, pero que ahora está profundamente cuestionado. Cuando llegó Duque al poder ya quería hacer una serie de cambios. En el proceso de paz hay una falta de legitimidad de algunos de los acuerdos que se llevaron a cabo, no hay que olvidar que se sometió este acuerdo a plebiscito, y el resultado de la población fue negativo. Después se hicieron algunos cambios, pero no dejaron contento a todos los sectores.

Ahora, en medio de este último tiempo, ha habido varios gestos, primero una reinserción del grupo de las FARC, gente que ha retornado a la lucha armada. Después, no se ha podido llevar adelante una negociación con el ELN, que se quería que fuera después de la que se sostuvo con la FARC, pero no se pudo llevar a cabo, entonces la acción de la ELN es permanente.

Colombia vive un complejo proceso de paz que, entre otras cosas, demandaba reformas en el país, ¿hay avances al respecto?

Es muy difícil evaluarlo ahora porque desde hace un tiempo se está diciendo que el proceso de paz pende de un hilo. No solamente por estas decisiones que se han producido en las FARC, sino porque han permanecido acciones del gobierno en contra de ciertos sectores, que no se ha cumplido con todo lo que se acordó en el proceso de paz, sobretodo en el ámbito de garantizar una reinserción efectiva, económica, fundamentalmente social.

Además, hay una situación que es muy difícil para la sociedad, que es la incorporación a la vida civil de los ex combatientes de las FARC, ya que no son realmente aceptados en la sociedad. En esta línea, las Naciones Unidas y los donantes internacionales han llamado a Duque a continuar con este proceso, porque creen que es el que más avances ha generado. Pero no hay que olvidar que el Presidente desde un inicio no estaba comprometido con el acuerdo que fue generado por Santos, Duque es más cercano a Uribe. Es muy importante considerar que el acuerdo es muy cuestionado, no se ha cumplido todo lo que se prometió, y todo eso ha generado un marco de tensión.


Camila Jara
Prensa UChile