«Extensión con sentido país»: Libro reúne experiencias de compromiso con la democracia de la U. de Chile

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La publicación contiene el ejemplo de 58 iniciativas en las que el plantel ha incidido en la sociedad, a través de la creación y el desarrollo cultural, la elaboración de talleres con las comunidades, el incentivo de la producción científica y la revaloración de los saberes populares. El texto, presentado el pasado viernes, es una compilación de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la U. de Chile.

Hace poco más de 100 años otro pionero movimiento estudiantil causaba una gran revolución en toda Latinoamérica. Entre marzo y octubre de 1918, estudiantes reformistas de la Universidad de Córdoba, en Argentina, se enfrentaron arduamente a la oposición católica con la idea de democratizar el espacio universitario a la vez que deseaban otorgarle una impronta cada vez más científica. La ola reformista se conoció como el “Grito de Córdoba” y terminó imprimiendo su fuerza en toda la región. En Chile, por ejemplo, se creó la Universidad Popular Lastarria, un espacio creado por la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile que se extendió hasta los años 30 y que permitió la instrucción a la clase proletaria.

Desde entonces, la Universidad de Chile ha trabajado por abrirse y vincularse con la sociedad civil y sobre todo con las clases más populares, en un proceso que se profundizó con la reforma universitaria de 1967 y que terminó abruptamente con el golpe de Estado de 1973. Hoy, cuando el país vive nuevamente un proceso de revuelta y transformación social, la casa de estudios renueva su compromiso público y vocación crítica con el lanzamiento del libro “Extensión con sentido país. Innovando en prácticas de extensión, vinculación con el medio y comunicaciones en la Universidad de Chile 2016-2018”- disponible aquí que reúne 58 experiencias impulsadas desde la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones (Vexcom), iniciativas que dan cuenta de los últimos avances y actualizaciones de las metodologías que la academia utiliza para relacionarse con la comunidad.

La presentación del libro se llevó a cabo de manera virtual -a través de Facebook Live- en un conversatorio que tuvo de anfitrionas a las vicerrectora de Extensión y Comunicaciones, Faride Zerán y a la directora de Extensión de estaunidad, Svenska Arensburg. Participaron en la actividad además como invitadas Mariana González, prorectora de Extensión y Relaciones con el Medio de la Universidad de la República de Uruguay; Karina Arias, vicerrectora de Vinculación con el Medio de la Universidad de Santiago; y Ximena Póo, directora de Extensión del Instituto de la Comunicación e Imagen (ICEI) de la U. de Chile y una de las compiladoras del libro junto a Paulette Dougnac, Matías Flores, Francisca Osorio, Mariela Ravanal y Andrea Sánchez.

“Este libro es una caja de herramientas y al mismo tiempo es una declaración sobre la ética que guía a académicos y académicas, funcionarios y funcionarias, estudiantes, y a toda una comunidad que avanza en la profundización de la democracia con el fin de pensar y actuar junto con los actores sociales, políticos académicos, con la idea de alcanzar un desarrollo humano donde la extensión y comunicación sea una bisagra para la justicia social, equidad, y la diversidad”, afirmó al inicio de la actividad la vicerrectora Zerán.

La primera intervención fue de Mariana González, quien desde la Universidad de la República de Uruguay, elogió el crisol de experiencias diversas que contiene el libro en un formato que además es de fácil consulta y efectivamente sirve como una guía para comparar y replicar. Además, hizo hincapié en la tradición que ya existe en latinoamérica de una Academia preocupada por lo que sucede fuera de sus muros. “Históricamente la extensión ha estado conectada a sus contextos, a los momentos de crisis, a diferentes demandas y al movimiento estudiantil, porque han sido ellos en América Latina los que han impulsado la extensión en nuestras universidades. Tenemos una extensión preocupada por lograr una formación crítica, y de vincularnos a las necesidades sociales más diversas y dolorosas también, que tienen que ver con el no acceso, con la falta de oportunidades, la marginalidad”, comentó, y advirtió sobre el complejo panorama de hacer academia dentro de un sistema económico neoliberal.

«Sin duda estamos inmersos en esa lógica económica social que es muy arrolladora y nos ha traído cambios en las universidades, y este paradigma que viene transformando la educación superior es una crisis que sufrimos por la falta de recursos y que muchas veces nos ha hecho involucrarnos en una especie de venta de servicios y en una relación con las empresas privadas que se ha hecho mucho más habitual de lo que era antes. Hay que estar alertas porque eso se vuelve un riesgo para la extensión que buscamos hacer que debe ser siempre crítica y transformadora», señaló González, destacando además la transdisciplinariedad e interdisciplinariedad que marcan las distintas iniciativas contenidas en el libro, divididas según cuatro ejes temáticos.

En el primero, titulado “Producción artística y cultural” destacan, por ejemplo, los ciclos de bandas emergentes en Espacio Elefante, reseñado por Santiago del Valle, que sirvió de vitrina a un mundo cultural en crecimiento; los talleres de radio y radioteatros interculturales realizados en el Liceo Gabriela Mistral de Independencia, que fueron liderados por la Facultad de Medicina, la Radio Juan Gómez Millas (JGM) y la carrera de Cine y Televisión del ICEI – reseñado por Raúl Rodríguez-; o el taller audiovisual para personas con baja visión y ceguera del Colectivo Otras Maneras de Mirar coordinador por los académicos Patricio Bustamanante y Josefa Ruiz.

En el eje de “Formación de ciudadanía, derechos humanos e inclusión”, se reseña, por ejemplo, la iniciativa del Campamento Matea, dirigido para alumnas y profesores y que invita a interesarse por la matemática en una ambiente lúdico, colaborativo y libre de competencia; y en el eje “Desarrollo sustentable, estado y sociedad”, se desarrolla, por ejemplo, la Red de Pobreza Energética (RedPE), una plataforma, nacida en 2017, de colaboración interdisciplinaria entre la academia, centros de investigación, estudiantes, instituciones públicas y privadas, organizaciones de la sociedad civil, que buscan enfrentar los problemas de la pobreza energética en Chile y en Latinoamérica. Mientras que en el eje, «Comunicación y redes», por ejemplo, se cuenta la experiencia del Festival de Ingeniería y ciencias, que nació en 2012, y se realiza cada dos años, convocando a cerca de 16 mil personas, transformándose en la actividad de extensión científica más grande de la universidad, con realización de talleres, charlas, muestras interactivas y tours por el campus de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas.

Karina Arias, vicerrectora de Vinculación con el Medio de la Universidad de Santiago, aplaudió la elaboración de este libro porque viene a visibilizar el trabajo que hacen las instituciones académicas públicas, el que a veces es más bien desconocido. “El libro nos muestra evidencia de esta co-construcción de saberes entre la universidad y la sociedad civil y es esperanzador en este momento de reconstrucción y con miras a la Nueva Constitución. Además es importante porque sirve de modelo para un trabajo interinstitucional que se puede profundizarse y volverse más fructífero”, planteó.

La presentación fue cerrada por Ximena Póo, directora de Extensión del ICEI, quien destacó la creación, en 2015, de tres cátedras dentro de la Universidad de Chile que han logrado establecer vínculos con la sociedades desde tres ejes fundamentales de acción: la Cátedra de Racismos y Migraciones Contemporánea, la Cátedra de Derechos Humanos y la Cátedra de género Amanda Labarca. Además, la académica volvió a citar el origen abierto de la academia con el “Grito de Córdoba”. “Está claro que las universidades van narrando la República que queremos, pero también planteando lo que no nos gusta de la República. En ese sentido, nuestra República se creó con una mirada eurocéntrica y hoy más que nunca se renueva ese llamado a repensarla desde una mirada plurinacional y feminista, y en eso el rol de la universidad se vuelve fundamental, pero con la idea de dar una visión que no sea la del extractivismo intelectual, sino lograr que la universidad se coloque en un lugar de horizontalidad con respecto a la ciudadanía, donde los saberes y el aprendizaje sean bidireccionales”, concluyó.

Revisa el lanzamiento aquí:


Denisse Espinoza – periodista Vexcom