FabLab U. de Chile: un espacio que invita a crear nuevos productos enfocados en la biofabricación

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Este año celebra su primera década desde que abrió sus puertas al interior de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Casa de Bello. El laboratorio cuenta con un área dedicada a la formación y también al emprendimiento, donde todos y todas quienes tengan una buena idea pueden desarrollarla. Hoy trabajan en diferentes prototipos como biocuero hecho con scoby de kombucha, casas para gatos con carozo de cerezas y bioplásticos con cuescos de paltas, entre otros.

“Somos una comunidad creativa que impulsa proyectos orientados a generar bienestar social y ambiental, a través del desarrollo y aplicación de tecnologías emergentes de fabricación”, es lo primero que se lee al ingresar al sitio de FabLab Uchile, espacio ubicado físicamente en el tercer piso del Edificio Poniente de Beauchef 851, de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas.

Este 2025 cumple 10 años desde su inauguración. La diseñadora industrial, Danisa Peric, lleva nueve de esos años como directora y nos explica que uno de los principales objetivos que tienen con el equipo es “materializar siempre una buena idea”.

Es así como quienes estén interesados o interesadas pueden postular con su proyecto y con el correr del tiempo, transformar esa idea en un producto que tenga utilidad en diversas áreas del diario vivir. “El FabLab más que un laboratorio hoy día es un punto de encuentro en torno a la creación. Es un espacio de experimentación y de innovación que no está solamente abierto a la comunidad académica de la U. de Chile, sino que también al medio”, explica Peric.

Actualmente, en este espacio cuentan con diferentes programas que están abiertos a la comunidad, a otras disciplinas, a emprendedores y emprendedoras, empresarios, entre otros, pero siempre con el sello de abordarles desde una mirada multidisciplinaria.

“Toda esta diversidad de proyectos que rodean este quehacer emergente de la biofabricación han sido desarrollados a través de diferentes instancias y diferentes programas. Hay algunos de estos proyectos que, por ejemplo, han sido desarrollados por estudiantes (máquinas de biofabricación digital), tenemos investigadores e investigadoras que también se han hecho parte de estos desarrollos, tenemos programas de residencia en los que profesionales vienen a experimentar con materiales y también un programa de emprendimiento donde los apoyamos a pasar de prototipos a productos”, dice la directora.

Desde que uno ingresa al laboratorio se respira creatividad, innovación y diseño. Este espacio es un terreno fértil para el desarrollo y fabricación de diversos dispositivos, como los que podemos observar sobre uno de los mesones: biocueros hechos con scoby de la Kombucha, hilos para guiar matas (siembras) hechos con algas marinas, aislantes a base de hongos, bioplásticos con cuescos de paltas, solo por nombrar algunos. 

Danisa Peric, su directora lo explica así. “Tenemos dos grupos grandes de materiales. Por un lado, están aquellos que se cocinan coloquialmente, se aglomeran, se llevan a temperatura. Por ejemplo, hay algunos resultados de trabajo con conchas, que conseguimos desde las mismas marisquerías del barrio. Tenemos algunos proyectos con hojas y corontas de choclo, tenemos proyectos que son hechos mediante carozos de cereza (casas para gatos). Desde la agroindustria, tenemos algunas iniciativas con almidón de cuesco de palta (bioplásticos)”.

Asimismo, explica que hay otro grupo de materiales, “que se les llaman ‘materiales que crecen’ porque aquí el trabajo es con diferentes seres vivos que colaboran para el desarrollo de materiales. Por ejemplo, tenemos uno que intenta acercarse a un biocuero, desarrollado trabajando con una colonia de bacterias, en un proceso similar al que genera la kombucha (scoby)”.

Estos proyectos tienen diversas salidas y aplicaciones en diferentes industrias, es así como se podrían utilizar en la construcción, agricultura, indumentaria, moda, salud, entre otras.

Compatibilizar consumo y producción con el cuidado del planeta

“Lo importante es cómo logramos que nosotros como humanos nos podamos comportar de forma más similar que el resto de especies de la naturaleza”, dice Peric.

Y lo explica así: “En la naturaleza no hay residuos. Si uno va en un bosque, cuando un árbol muere en algún momento aloja a muchas especies, luego cae, hay hongos que se alimentan, lo degradan y eso se reincorpora. No se ven residuos en la naturaleza, no hay basura porque la naturaleza tiene ciclos y los respeta. Nosotros estamos tratando de traer todas esas características al laboratorio para poder diseñar, fabricar al son de estos ritmos naturales, sin acelerar lo que no se pueda acelerar, intentando hacer que lo que fabriquemos se mantenga lo más vivo posible, tenga posibilidad de no solo reintegrarse, sino que nutrir la tierra y poder fomentar este ciclo”.

Maritza Tapia, Prensa Uchile. Fotos: Felipe Poga.