Investigadores del Programa de Bachillerato analizan cómo la gratuidad configura la experiencia académica

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El artículo «Una solución parche, pero que nos permite estudiar tranquilos»: discursos de estudiantes beneficiados con la gratuidad, publicado en Pensamiento Educativo, fue realizado por María Beatriz Cifuentes y Felipe Munizaga, del Programa Académico de Bachillerato, junto a Andrés Rojas-Murphy, de la Universidad de Chile. La investigación analiza cómo estudiantes beneficiados por la gratuidad interpretan su experiencia universitaria y las tensiones que emergen entre mérito, acceso y derecho.

¿Cómo viven los estudiantes universitarios la gratuidad? ¿La sienten como un derecho social conquistado o más como un beneficio condicionado? Estas son las preguntas que orientan el artículo científico «Una solución parche, pero que nos permite estudiar tranquilos: discursos de estudiantes beneficiados con la gratuidad, publicado en la revista Pensamiento Educativo (Vol. 62, N° 3, 2025) y elaborado por Andrés Rojas-Murphy, María Beatriz Cifuentes y Felipe Munizaga.

A partir de 16 entrevistas en profundidad y un análisis crítico del discurso, los autores muestran cómo los estudiantes interpretan su paso por la universidad y el rol que cumple la gratuidad en el proceso. El estudio confirma que la educación superior sigue siendo entendida como la principal vía de movilidad social en Chile, pero que esa expectativa convive con tensiones que se hacen evidentes una vez dentro de la universidad: grandes diferencias en la preparación escolar, una fuerte segmentación entre instituciones y la presencia persistente de discursos meritocráticos que atribuyen el éxito o el fracaso únicamente al esfuerzo personal, ignorando las condiciones reales y el contexto del que proviene cada estudiante.

“La gratuidad representó un avance indiscutible en términos de acceso, al aliviar la carga económica de muchas familias. Sin embargo, la tensión entre concebirla como un beneficio individual o como un derecho social sigue presente”, cuenta Felipe Munizaga, integrante de equipo investigador y sociólogo del Programa de Bachillerato. “En los discursos estudiantiles se observa esa dualidad: por un lado, el reconocimiento del esfuerzo personal; y por otro, la expectativa de un Estado que garantice condiciones equitativas. A casi una década de su implementación, y considerando el impacto de la pandemia, esto incluso se han profundizado, lo que evidencia que el desafío no es solo el acceso, sino también la permanencia y el desarrollo de trayectorias académicas y profesionales en igualdad de oportunidades”, explica.

¿Por qué importa una mirada cualitativa en el diseño de políticas que buscan abrir el acceso y asegurar la permanencia? Porque muchas veces la experiencia cotidiana de los jóvenes no aparece. Lo que realmente ocurre dentro de las salas de clases y los espacios universitarios —que es donde se observan con mayor nitidez las diferencias en preparación, apoyo y recursos— rara vez llega a las instancias de toma de decisiones. “Como investigadora, prefiero la voz de les estudiantes como objeto de estudio, pero sé que no es suficiente para comprender a cabalidad este problema complejo que es el acceso y la permanencia en la educación superior”, dice María Beatriz Cifuentes, investigadora del artículo e integrante del equipo de Investigación en Educación del Programa de Bachillerato. “Las políticas públicas deben integrar múltiples puntos de vista, múltiples versiones de lo que se entiende por bien común y, por lo mismo, deben estar sometidas a revisión de manera constante. En este proceso, la voz de los y las estudiantes es la que permite identificar los límites y puntos ciegos del sistema, las fricciones, las demoras, los contrasentidos que emergen cuando la política llega a la vida de una persona”, enfatiza.

En esa línea, la investigadora subraya que no basta con mirar indicadores y cifras para evaluar una política pública. “Por eso creo que la mirada cualitativa, que tiene la limitación de profundizar en lo particular, en lo situado, es indispensable para generar conocimiento pertinente sobre cómo funciona una política. Por ejemplo, no dudo que los hallazgos de investigación hayan contribuido a que el FES (Financiamiento público para la Educación Superior) que se discute ahora, cubra un año adicional a la duración formal de la carrera, a diferencia de la gratuidad que se limita a la duración formal”, detalla.  

Los testimonios y resultados del estudio coinciden en un punto central: la inclusión se juega en el día a día, no solo en la política que permite ingresar y llegara la universidad. Como indica Felipe Munizaga, “el acompañamiento debe ser institucional y sostenido” para no reproducir desigualdades. Y, como recuerda María Beatriz Cifuentes, “no basta con asegurar el acceso; la voz de las y los estudiantes es imprescindible para construir espacios que realmente los acojan”. En síntesis, la tarea es colectiva y el desafío continua vigente.



Rojas-Murphy Tagle, A., Cifuentes, M. B., & Munizaga Mellado, F. (2025). “Una solución parche, pero que nos permite estudiar tranquilos”: Discursos de estudiantes beneficiados con la gratuidad. Pensamiento Educativo, Revista de Investigación Educacional Latinoamericana, 62(3), 1–11. https://doi.org/10.7764/PEL.62.3.2025.6



Por Paulina Cabanillas F.
Fotografías: Fernanda Téllez G.