La U. de Chile frente al COVID-19: un año marcado por el compromiso con el país

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A un año del inicio de las actividades remotas en la Casa de Bello debido a la pandemia, numerosos hitos dan cuenta de la contribución realizada por nuestro plantel para sobrellevar esta emergencia y apoyar a la comunidad. Estudiantes, funcionarios y académicos no solo han sabido adaptarse a este inesperado escenario, también han sido protagonistas de iniciativas, propuestas, investigaciones e innovaciones vitales en este año de vida en pandemia.

El lunes tres de marzo se confirmó el primer caso de SARS-CoV-2 en el país, un virus del que poco se sabía y que comenzó a propagarse rápidamente. Mientras las autoridades aún decidían qué medidas tomar, la Universidad de Chile se convirtió en la primera casa de estudios en anunciar que suspendería todas sus actividades presenciales para reemplazarlas por un formato remoto de emergencia.

El Senado Universitario solicitó a los integrantes de la comunidad quedarse en casa, la Escuela de Salud Pública hizo un llamado urgente a las autoridades para realizar medidas de aislamiento social, y todas las unidades académicas comenzaron a promover medidas de cuidado. La Casa de Bello inició la implementación de acciones internas y externas, mientras que estudiantes, funcionarios y académicos pusieron a disposición sus capacidades para innovar y encontrar soluciones frente a una pandemia que -en ese entonces- aún generaba mucha incertidumbre.

A un año exacto de estas acciones, el Rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi, destacó que “hemos podido recoger muchas enseñanzas, pero la más importante ha sido la certeza de que las adversidades solo pueden ser enfrentadas en comunidad, con espíritu solidario y aplicando el conjunto de nuestros saberes y capacidades de forma integradora. Quiero reiterar nuestro agradecimiento por la generosidad y responsabilidad desplegadas por todas y todos, manteniendo la Universidad de Chile activa. Es por ese compromiso manifiesto que nuestra institución continúa cumpliendo su rol único histórico para con nuestra sociedad, y el motivo por el que Chile puede y podrá seguir contando con su universidad”.

Educación y docencia remota de emergencia: el desafío inmediato

Para seguir haciendo clases, la Universidad de Chile tuvo que adecuarse e implementar un proceso hasta entonces inédito. La educación remota de emergencia. Sin embargo, no se podía dejar fuera de este proceso a nadie y la pandemia sacó a la luz el grave problema de conectividad de una importante de la población.

Ante este panorama, la Vicerrectoría de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios (VAEC) desplegó sus recursos para caracterizar y financiar a alumnos y alumnas que no tuvieran acceso a equipamiento o conectividad para clases online. Los montos de algunas becas estudiantiles -como de fotocopias e intercambio- se destinaron para esto y se hizo la campaña #TodosConectados, en la que tanto estudiantes como profesores aportaron con fondos. Finalmente, en mayo del 2020 ya existió cobertura completa para los estudiantes.

La directora de Bienestar Estudiantil, Pamela Díaz-Romero, señaló que «la responsabilidad de la vicerrectoría fue salir a buscar a los que necesitaban estos recursos y así asegurarse de que tuvieran las herramientas básicas para su aprendizaje. Además, todo el esfuerzo de flexibilización de contenido, al igual que los procesos a nivel institucional, aportaron mejoras para introducir innovaciones de manera más permanente en el futuro, de manera que si el día de mañana hay condiciones que limitan la presencialidad, se puedan enfrentar sin discontinuidad en los procesos de formación”.

Por su parte, la directora del Departamento de Pregrado, Leonor Armanet, indicó que esta transición hacia la formación a distancia fue posible gracias a los procesos de apoyo brindado a profesores y estudiantes, a la pedagogía inclusiva, a una flexibilidad normativa y al fomento de la confianza. “No somos la misma institución que hace un año. Nos ha tocado enfrentar grandes desafíos y los hemos abordado juntos como comunidad, con seriedad, profesionalismo y rigor académico, colaborando como nunca antes, y haciendo lo que sabemos hacer mejor: trabajar incansablemente para una formación de excelencia”, detalló.

Testeos, vacunas y el bastión Clínico de la Universidad

El Hospital Clínico de la Universidad de Chile y sus profesionales han estado en la primera línea de combate frente a la pandemia y han redoblado sus esfuerzos para atender en la emergencia. El recinto vivió una reconversión de infraestructura para atender a más de 200 pacientes hospitalarios, capacitó al personal en protocolos COVID-19, aumentó sus camas críticas y, además, realizó programas de apoyo emocional a sus trabajadores para sobrellevar esta crisis.

La académica del Departamento de Medicina y profesional del Hospital Clínico, Jeannette Dabanch, indicó que «se tuvo una respuesta muy anticipada, incluso a las indicaciones que estaba realizando la autoridad sanitaria. Se hizo una mirada global del Hospital, de tal forma de reducir el número de población presente dentro del lugar y disminuir las posibilidades de transmisión del virus entre el personal de salud y los pacientes. Además, se trabajó con todos los equipos y estamentos, teniendo una capacitación continua y que todos supieran cuáles eran los pasos que se iban a dar y por qué».

A finales de año, toda la red de laboratorios universitarios fue traspasada al Ministerio de Salud con el objetivo de aumentar la eficacia y comunicación entre las partes. La Universidad de Chile aportó con dos laboratorios a esta red, que representa el 15 por ciento del diagnóstico nacional, con más de 800 mil exámenes de PCR analizados.

Durante el año, la Universidad de Chile puso sobre la mesa el debate relacionado con la producción de vacunas. Nuestro país hoy no puede producir sus propias dosis y ha debido comprarlas a potencias extranjeras. La Casa de Bello anunció la construcción de un Centro de Vacunas en el Parque Académico Laguna Carén y, además, la Facultad de Medicina reclutó a cerca de 60 mil voluntarios para los ensayos clínicos fase 3 de la vacuna de Johnson & Johnson, de la farmacéutica Jansenn.

Plataformas de ayuda, salud mental y memoria

Una de las campañas más destacadas fue “Chile Cuenta con su Universidad”, plataforma donde se compartían y daban a conocer proyectos de estudiantes, funcionarios, académicos y egresadas. Un preuniversitario on line, un podcast informativo sobre el sistema de salud y el abordaje de la pandemia, una canción para animar al personal de salud que combatía al COVID-19 y el diseño de escudos faciales imprimibles en 3D fueron solo algunas de las muchas iniciativas publicadas.

A esto se suma la importante labor que tuvo la Casa de Bello en el cuidado de la salud mental. Una de las principales contribuciones al país fue la propuesta de una estrategia nacional en la Mesa Social COVID-19, en el cual presentó principios y medidas e identificó los grupos que son focos específicos para su implementación. Se planteó el componente psicosocial como un eje fundamental y el informe elaborado por expertos y expertas indicó que “la salud mental es una de las claves para sobrevivir a esta pandemia”.

En esta línea, a través de la página del sitio web «Conversemos», se pusieron a disposición de toda la comunidad recomendaciones, perspectivas y experiencias para promover espacios de cuidado a la salud mental e instancias para sobrellevar de mejor manera esta nueva realidad. Así, semanalmente se contectaron expertos y expertas para responder dudas sobre salud mental, se crearon conversatorios con personajes públicos en los que se abordaba la nueva cotidianidad y se implementaron salas de conversación con sesiones de 30 minutos, guiadas por especialistas en el tema.

La Universidad de Chile se comprometió a mantener a la población informada y, junto a otros planteles, creó la iniciativa ICOVID, con el propósito de generar indicadores claves que representen de manera fidedigna la situación de la pandemia en Chile para incidir de la mejor manera en la toma de decisiones. De forma paralela, la institución es parte del Monitoreo Nacional de Síntomas y Prácticas Covid-19 en Chile (MOVID-19), donde se busca conocer el comportamiento del virus en el país.

Durante este período también un equipo de investigadores de la Universidad de Chile, pertenecientes a distintas unidades académicas, impulsó el estudio Vida en Pandemia, una investigación longitudinal para conocer y monitorear la magnitud y profundidad del impacto social de la pandemia en múltiples aspectos de la vida cotidiana. Desde la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas y del Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería, en tanto, se aportaron datos vitales sobre la movilidad de las personas en este período.

Finalmente, a través de la plataforma Memoria Covid, se ha buscado obtener un registro de la memoria colectiva chilena en esta crisis. Memes, videos, fotos, dibujos y testimonios han sido compartidos en el sitio y se espera que más adelante esto pueda ser usado en investigaciones y para que las futuras generaciones puedan observar qué hacía cada persona y los que lo vivieron no olviden qué pasó y qué hicieron durante este periodo histórico, sin precedentes en el mundo.


Texto: Arturo Baeza, Fotos: Alejandra Fuenzalida. Prensa UChile