Opinión: Los desafíos de la ingeniería en un mundo con cambios acelerados

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«Nuestros ingenieros e ingenieras de la Universidad de Chile también deben tener plena conciencia del contexto social en que esos cambios van a suceder, de los impactos que recibirán las personas, y del continuo estrés de adaptación», plantea el decano de la FCFM, Francisco Martínez, en esta columna publicada en El Mercurio, respecto a los que denomina «desafíos revolucionarios» en áreas claves como la producción de energías limpias y el hidrógeno verde.

Los desafíos de la ingeniería en Chile son aquellos que enfrenta el país ante los acelerados cambios globales empujados por la revolución tecnológica, con características de tsunami, y que viene a transformar a toda la humanidad.

Estas palabras pudieron parecer exageradas hace solo unas décadas, pero hoy las dudas sobre su realismo se van despejando. Enfrentamos desafíos revolucionarios en la producción de energías limpias y el hidrógeno verde, donde Chile tiene grandes oportunidades en la muy abundante energía solar. Este cambio impactará en todas las industrias y el transporte, abriendo además un camino para controlar el efecto invernadero producido por los combustibles fósiles. Con esta energía podremos enfrentar otro gran desafío, la desertificación y el acceso garantizado al agua mediante la desalinización del mar, previendo incluso la producción agrícola en el desierto.

La automatización y la robotización es otra cara de la revolución tecnológica. El uso de una inmensa variedad de sensores permitirá monitorear procesos industriales y actividades sociales, siguiendo con los indicadores de estado de salud y un gran etcétera. Miles de millones de sensores capturando información en todo el planeta, será enviada a computadores locales y mega centros de datos para ser analizados en tiempo real por algoritmos que llamamos inteligencia artificial, instalados en súper computadoras, de donde se retroalimentan las acciones a ejecutar por robots. El impacto de este cambio sobre los trabajos que hoy conocemos será terminal y, por lo tanto, será necesaria una completa reestructuración de la sociedad, donde la ingeniería también jugará un rol básico creando nuevas formas de vivir en un espacio virtual tridimensional y asegurando una mejor calidad de vida.

Otro cambio de gran impacto ocurrirá en la salud, mediante la regeneración de tejidos biológicos y el reemplazo de órganos por equivalentes biónicos. Además, la telemedicina permitirá cubrir con capacidades sofisticadas necesidades en todo el territorio, mientras un creciente número de sensores irá monitoreando el estado de salud de cada persona, reportando los datos a los súper computadores y recibiendo en el teléfono solo en segundos y de manera gratuita, una prescripción para prevención o un tratamiento.

El transporte de personas será en vehículos autómatas provistos de servicios internos que permitirán realizar diversas actividades de forma que el tiempo de viaje será placentero y útil. Los bienes y servicios llegarán al consumidor en el lugar donde estén, a través de una red logística automatizada con vehículos autómatas y drones de transporte.

El espacio y el mar, lugares poco explorados por el hombre común, serán nuevos destinos que ofrecerán toda una nueva diversidad de vivencias, así como oportunidades para superar los límites de la superficie terrestre.

Todos estos cambios, entre otros, se desplegarán en las próximas décadas acompañados de múltiples ajustes necesarios, incluyendo un gran esfuerzo humano a nivel individual y social, de adaptación y aprendizaje.

Los ingenieros e ingenieras que estamos formando hoy serán quienes impulsarán este proceso, desarrollando e implementando los cambios tecnológicos y, por cierto, viviendo en esa sociedad diferente. Nuestra tarea consiste en formarles con la visión de las transformaciones que les tocará enfrentar, contando con las herramientas más avanzadas, capaces de contribuir creativamente y resilientes para adaptarse continuamente a cambios sucesivos que no terminarán de sorprenderles.

Nuestros ingenieros e ingenieras de la Universidad de Chile también deben tener plena conciencia del contexto social en que esos cambios van a suceder, de los impactos que recibirán las personas, y del continuo estrés de adaptación. También deben ser conscientes de que la sociedad tendrá que revisarse íntegramente, para ajustarse a un mundo con pérdidas de trabajo y una vida cada vez más longeva, bajo el permanente riesgo ético de la desigualdad y el abuso que la propia tecnología podría permitir. Un riesgo muy evidente hoy es el manejo de la información personal; otro, es el de la concentración del poder que otorga la información centralizada a nivel global por Estados y privados que pueden llegar a amenazar a la democracia y a los derechos humanos.

Se prevé que esta revolución tecnológica constituya un cambio de era, como el que ocurrió con el desarrollo de la agricultura primero y de las máquinas mucho después, aunque la transformación será más acelerada, por lo que no podemos permitirnos demoras en enfrentar los desafíos. Armados con la razón y acompañados por la emoción cruzaremos estos nuevos espacios desafiantes, como lo ha hecho la humanidad hasta ahora.


Francisco Martínez Concha.
Decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas. Universidad de Chile.