Estudiantes del Programa compartieron sus procesos de investigación y escritura en la revista Monográfica, una publicación que rescata la dimensión transformadora del conocimiento y la escritura académica como ejercicio de pensamiento crítico, exploración personal y memoria colectiva.
Muchos adultos imaginaron el futuro al estilo de los dibujos animados o de las películas de ciencia ficción de los años ochenta y noventa: autos voladores, robots que hacen todas las tareas domésticas, teletransportación, cyborgs y máquinas hiperinteligentes. Sin embargo, pareciera haber una sensación epocal de que el futuro no será muy distinto de lo que ocurre hoy, que ese futuro ya no ocurrió y que será muchísimo peor.
Pero ¿por qué? ¿Será realmente así? ¿Cómo será el futuro de la humanidad según lo que estamos viviendo hoy? Aunque no fue una pregunta concertada, esta es la interrogante que asoma con fuerza en el número más reciente de Monográfica, la revista de ensayos monográficos de estudiantes de Bachillerato, lanzada el martes 29 de abril.
La publicación reúne nueve artículos escritos por bachilleres que ya se transfirieron a sus carreras de destino, pero que aceptaron el reto de transformar sus monografías —trabajo que realizan durante su segundo año en Bachillerato y que es requisito para transferirse— en artículos académicos. El objetivo: visibilizar no solo sus procesos de investigación, sino también sus voces como jóvenes universitarios que reflexionan de manera crítica sobre el mundo que habitamos.
Durante la presentación del tercer número expusieron Ignacio Hernández, Victoria Estay, Paullette Faure y Andrea Márquez, autores de los artículos La codificación romana en las XII tablas: entre el Derecho y la desigualdad, Fundamentos filosóficos, avances tecnológicos y desafíos del transhumanismo, Secuenciación del genoma humano y bioética y Enfermedad de Alzheimer y depresión, respectivamente. Además de relatar cómo llegaron a sus temas y cómo fue su proceso investigativo, las y los estudiantes compartieron consejos con quienes este año deberán escribir su monografía.
“Cuando conectamos nuestros gustos con nuestras experiencias y con el aprendizaje, como que adelantamos camino. Me refiero a que, por ejemplo, ahora que estoy en mi carrera, valoro mucho haber aprendido a citar en APA o a referenciar”, contó Paullette Faure. “Entonces, además de la emoción que nos puede impulsar a escribir sobre un tema, uno después detecta la satisfacción de reconocer que sí aprendiste algo mientras escribías la mono y que eso sí marca la diferencia. Como que llega la recompensa cuando descubres que sabes escribir un trabajo de investigación y puedes aplicar ese conocimiento con confianza”, agregó. Y cerró: “Otra recomendación que puedo dar es que, si les gusta su carrera, se apoyen también en las asignaturas que estén cursando, porque eso les va a ahorrar tiempo y van a tener mucha bibliografía”.
“Como consejo, puedo decir que al momento de escribir la monografía es fundamental que te guste el tema, o bien elegir uno donde identifiques que hay un problema o algo que no te parece bien”, planteó Ignacio Hernández. “Aunque no vas a cambiar el mundo con la monografía, uno tiene que buscar el impulso para escribir y preguntarse: ¿qué quiero decir con esto? El proceso puede ser bien tedioso porque uno está en segundo año de Bachillerato, pero en el primero de la carrera entonces tienes que agarrarte de algo, si no uno termina haciendo lo mínimo, dejando botada la mono, haciéndola a última hora o con ChatGPT”, añadió.
Catalina Varela, quien también publicó su artículo aunque no expuso en el lanzamiento, complementó: “Creo que es importante escribir sobre un tema que te mueva, pero además, que te permita fluir. Porque al final, la monografía se tiene que escribir en un horario extra que nadie contabiliza dentro del tiempo regular de estudiante. Entonces, si escribes sobre algo que te interesa y te motiva, probablemente podrás avanzar con mayor rapidez. Eso es algo en lo que un estudiante de segundo año de Bachillerato debe enfocarse: gastar el menor tiempo posible en los ramos que hay que pasar sí o sí, y más en aquellos que uno recién está conociendo de su carrera”.
Más allá de los desafíos que implica escribir una monografía en paralelo a las exigencias académicas, la experiencia permite a las y los estudiantes reconocerse como autores en formación. Así, la escritura académica se convierte en un espacio de exploración personal e intelectual, donde se ensayan ideas, se descubren intereses y se afinan maneras de mirar el mundo.
“Estamos viviendo una mezcla de maravilla y contradicción. Yo le digo magia, no por la intensidad del conocimiento, sino porque hay cosas que hace poco eran impensables y otras que creíamos superadas, pero que aún persisten. La pregunta es: ¿qué nos ha pasado como sociedad que aún no logramos los cambios que realmente queremos?”, planteó el Dr. Jorge Babul, director del Programa. “Siempre he creído que la respuesta es la educación. Es una solución lenta, como la democracia: puede que no convenza del todo, pero ¿tenemos algo mejor? En Bachillerato hemos intentado —quizás no de forma perfecta— encantar a los estudiantes con el conocimiento, exponerlos a una diversidad de disciplinas y confiar en que algo ocurra. Y algo ha ocurrido. Ahora, el desafío es acompañar esa transformación y ayudar a tejer sentido entre tantas maravillas que se descubren al transitar por múltiples saberes”, expresó.
“El proceso de escribir una monografía no debería vivirse como un lastre, porque eso distorsiona lo que realmente significa desarrollar pensamiento crítico e investigar. Nuestra idea con la revista es reencantar a las y los estudiantes con la escritura, invitarlos a que el proceso sea amable, que acompañe su manera particular de reflexionar sobre el entorno, y que descubran cómo su forma de mirar transforma también su forma de ser. Si bien la reescritura implica esfuerzo, queremos que valoren el camino recorrido, más allá del resultado. Porque una no es la misma persona que cuando comenzó a escribir. Al final, se trata de una oportunidad para dejar registro de cómo se está pensando el mundo en un momento preciso de la vida. Esa huella tiene un valor enorme, tanto en lo personal como en lo colectivo”, comentó Paulina Cabanillas, editora de la revista y encargada de Comunicaciones y Gestión Cultural del Programa.
“Para mí, trabajar en esta revista y haberme involucrado en el proceso de monografías hace un par de años ha significado descubrir una dimensión de la Universidad de Chile que desconocía: la que emerge al acompañar a los estudiantes en su transformación en pensadores y pensadoras, en autores y autoras. En medio de carreras exigidas por acreditaciones y demandas laborales, creo que esta publicación rescata algo que no ocurre de forma automática: lo que yo llamo la aventura del conocimiento, ese placer profundo que nace del aprendizaje y la actividad intelectual. Me siento privilegiada de presenciar ese proceso, como una aprendiz junto a aprendices en su etapa inicial. Celebro que, tras dos años intensos, estos estudiantes no solo completaron sus monografías, sino que las transformaron en artículos. Los felicito por su valentía y por mantener encendida esa luz que no se apaga”, expresó Beatriz Cifuentes, profesora del Programa e integrante del equipo editorial de Monográfica.
La revista está disponible en formato digital en bachillerato.uchile.cl/monografica y su publicación forma parte del trabajo de la Unidad de Comunicaciones y Gestión Cultural por abrir espacios de circulación del pensamiento estudiantil, conectando trayectorias individuales con una memoria institucional.
Unidad de Comunicaciones y Gestión Cultural
Programa Académico de Bachillerato
Universidad de Chile