«La propia historia del país norteamericano es lo que los ha llevado a una elección tan polarizada», sostiene en este análisis de la contingencia electoral el académico del Instituto de Estudios Internacionales (IEI), ex Canciller y Embajador de Chile en Washington, y actual director de Desarrollo Estratégico y Relaciones Institucionales de la Universidad de Chile.
Como un proceso electoral «cargado de tensión, que cristaliza y hace evidente una crisis social, política y económica del país norteamericano”. Así califica, Juan Gabriel Valdés, director de Desarrollo Estratégico y Relaciones Institucionales de la Universidad de Chile, académico del Instituto de Estudios Internacionales (IEI) y ex Canciller y Embajador de Chile en Washington entre 2014 y 2018, las elecciones a presidente en Estados Unidos.
«Estados Unidos atraviesa una crisis muy profunda que incluye procesos culturales, de identidad e institucionales«, señala el especialista, para quien «esta crisis no fue inventada por Trump, provenía de antes y lo que ha hecho él como presidente es agudizarla de manera muy deliberada; esto, con el objetivo de conservar el poder y afirmar la identidad y fuerza de un mundo norteamericano que se resiste al cambio que significa el avance en participación de millones de personas que antes estaban en una situación de subordinación, como lo son los afroamericanos, latinos, asiáticos y otros grupos».
En segundo lugar, analiza el académico del IEI, estamos frente a una crisis de carácter político institucional, que tiene que ver con la parálisis de las instituciones. «Durante el periodo de presidencia de Obama, se vio un congreso bloqueado sin posibilidad de tomar decisiones, y luego, una Corte Suprema que se inclina cada vez más al mundo conservador. En este contexto, es evidente que el proceso electoral tenía que estar polarizado y que lo que se está enfrentando son dos sociedades y dos maneras de mirar a Estados Unidos», dijo.
¿Cómo llegó Estados Unidos a este punto? ¿En qué punto la historia de racismo en Estados Unidos juega un rol?
Los países son procesos largos de construcción histórica, y en Estados Unidos hay un tema que no ha sido nunca resuelto por la sociedad norteamericana, que es el tema del racismo. Es algo muy profundo en la cultura y en la manera en que miran el mundo muchos norteamericanos.
La sorpresa de este proceso electoral, es, en definitiva, que los que pensaban que los votantes de Trump era un grupo de “deplorables” -como dijo una vez Hillary Clinton- destinados a ser una minoría, no lo son, pues por Trump vota una enorme cantidad de gente.
Una vez declarados los resultados, ¿qué rol jugará el Congreso?
El Congreso de Estados Unidos ha estado bloqueado por una especie de empate entre los demócratas que controlan la cámara de representantes, y el senado que lo controla el partido republicano. En este periodo de Trump, el proceso se ha agudizado y el Congreso ha perdido mucho prestigio pues no pueden tomar resoluciones y han perdido gravitación.
¿Por qué Biden no ha logrado acercar el voto de los trabajadores blancos pobres en Estados Unidos, antiguamente demócratas como en el «Rust Bell»?
Biden es una persona que ha tenido históricamente una fuerte relación con los sindicatos, muy parecida a la relación que tenía su partido demócrata. Sin embargo, la globalización hizo que fábricas norteamericanas de la era industrial, particularmente los productores de automóviles, enviaran su producción a China o México, y eso significó desempleo importante en la clase trabajadora norteamericana. Esa clase trabajadora no esperó hasta más que Clinton. Luego, quizás pensó que quizás Obama iba a revertir el proceso, pero la profundización de la pérdida de empleos que produjo el fenómeno de partidas de grandes cantidades de empresas de Estados Unidos, llevó a que esta gente con mucho enojo votará por el candidato de protesta, y en este caso el candidato de protesta fue Trump.
En realidad, Trump no ha hecho nada para restablecer el antiguo proceso de producción, porque ya es muy difícil hacerlo, pero sí ha tenido un discurso anti – chino, anti mexicano, anti europeo, anti comercio libre, anti libertad de comercio, que ha sido seductor para esos sectores, que siguen apostando a la protección de Trump contra estos países de manera -probablemente- irracional, pero que muestra el nivel de desesperación que tiene ese mundo trabajador norteamericano que se siente abandonado por Washington.
¿Cuál es la relación de Trump con las milicias de extrema derecha y la idea de fraude que está instalando?
Trump ha sido explícito en decir que los nazis norteamericanos son muy buenas personas y tienen el mismo tipo de visión respetable que pueden tener los líderes sociales que luchan por los derechos de la población negra. Cuando un presidente de EE.UU. dice algo así, es de una gravedad enorme porque está autorizando en el mundo entero actitudes de racismo y actitudes de violencia en contra de los que piensan diferente. Trump es un individuo con perturbaciones evidentes, que tiene una ideología de ultraderecha, que tiene un hedonismo que debería haber sido tratado psiquiátricamente y que seguirá gobernando, en el caso de que gane esta elección, alentando un tipo de visión conspirativa en el mundo muy popular en EE.UU.; que representa muy bien a esos grupos armados con milicias que están conformadas para defender el mundo blanco, y que vienen arrastrándose del siglo XIX. Estos grupos no son ninguna novedad en la sociedad norteamericana.
Cualquiera sea el resultado, ¿cómo se ordena el escenario geopolítico mundial?
Estados Unidos es un país que está en un proceso regresivo respecto de su capacidad de organización y manejo del sistema internacional. Partió de una posición casi incontrarrestable después de la caída del muro de Berlín. Comenzó el siglo norteamericano, que se pensaba iba a ser muy largo, y la verdad es que en el curso del tiempo, la aparición de China, las crisis internas norteamericanas y las guerras en las cuales sufrió derrotas fueron mal llevadas, lo cual está produciendo un deterioro de la influencia norteamericana en el mundo. Lo que está mostrando Estados Unidos es que está pasando por una crisis muy importante de identidad, y desde ese punto de vista su capacidad de influenciar su punto de vista se limita cada vez más.
Todo esto ha sido acentuado por la actitud del presidente Trump, que ha desarmado parte del entramado multilateral que construyo Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial. No veo ninguna razón para que esto no se acentúe y se avance todavía más en el periodo que viene si sigue siendo presidente. Esto sin duda es una muy mala noticia para la paz en el mundo, y para América Latina en particular. Es evidente que un triunfo de Biden tiene consecuencias distintas para América Latina que uno de Trump.
Marta Apablaza, Periodista Prensa U. de Chile.