¿Cómo los edadismos perjudican a las personas mayores?

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Como sociedad se ha definido a la vejez como una etapa de reposo, donde las personas mayores se convierten en gente delicada y sin la debida autosuficiencia. Una percepción que desde el Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo (GERO) de la Universidad de Chile buscan erradicar a través de distintos estudios e investigaciones.

Probablemente, la vejez es una de las etapas de nuestra vida más estigmatizadas debido a su asociación con el término del ciclo vital, una visión que ha permeado a nivel social hasta convertirse en una realidad para muchos. Sin embargo, aunque hay consenso en ver al envejecimiento como un proceso de origen multifactoial y heterogéneo, existen diversas definiciones sobre él. Así lo señala Felipe Salech, académico de la Facultad de Medicina y geriatra del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, quien como investigador asociado del Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo (GERO) crítica la acción de encasillar a quienes llegan a la vejez en un fenotipo especifico.

“Si uno quisiera trazar una línea de lo que exactamente debe medir, pesar y hacer una persona, por ejemplo, a los 80 años es prácticamente imposible. Uno podría tener una persona a esa edad con capacidades cognitivas normales, con un rendimiento físico normal, trabajando en una empresa y llevando la vida de su familia de manera muy normal. Pero también, a esos mismos 80, uno podría tener una persona que tiene diez años de diagnóstico de una enfermedad como Alzheimer, estando en una etapa muy avanzada de esta enfermedad y postrado en una cama”, apunta el especialista.

Aun así, en la mayoría de los casos se sigue sin hacer una distinción de las diferentes formas de vivir la vejez, una situación considerada por distintas autoridades en la materia como discriminatoria hacia las personas mayores. Así lo demuestra la sexta Encuesta Nacional Inclusión y Exclusión Social de las Personas Mayores, realizada por el Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama). En ella, se identificó que las principales emociones asociadas a la vejez por los chilenos y chilenas son los sentimientos de tristeza y apatía, representando el 56% de los encuestados.

Al respecto, la académica del Departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile y una de las autoras de la encuesta, Daniela Thumala, observa que muchas veces las personas interpretan las perdidas asociadas a la vejez como un signo de que estas desarrollen depresión. “Uno diría que con tanto viento en contra, es obvio que la vejez es la etapa deprimente de nuestra vida. Pero lo curioso es que no necesariamente es así. Eso es un dato interesante y al que muchas veces no le prestamos suficiente atención ¿Cómo es que hay muchos estudios que muestran que las personas mayores reportan buenos niveles de bienestar?”, plantea la psicóloga.

Esta visión negativa hacia el envejecimiento se enmarca dentro de una práctica conocida como “edadismo”, una frase derivada del inglés “Ageism” y usada para referirse a la discriminación por razón de edadChristian González-Billault, académico de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile y director del Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo (GERO), señala al edadismo como un comportamiento en muchos casos inconsciente, por lo que destaca la necesidad de abordarlo como un problema a nivel de sociedad. “Hemos ido viendo que hay una serie de otros elementos que no tienen que ver con problemas biológicos o problemas médicos, sino que también con problemas sociales, problemas de trato, y hemos trabajado fuertemente también en esto”, afirma.

Al respecto, el neurobiólogo destaca que estas prácticas no solo se remiten a interacciones en el día a día, sino que también son visibles en el mundo de la salud. De hecho, uno de los ejemplos más comunes en los servicios de salud ocurre cuando las personas mayores van acompañadas de gente más joven a un control médico. “Generalmente se le habla al acompañante, no le hablan a la persona mayor que es la persona que está consultando. Entonces. ahí hay una actitud que inconscientemente puede ser edadista y es no referirse a los pacientes directamente porque el paciente es la persona mayor”, apunta el profesor González-Billault.

Un cambio de mentalidad

Según datos presentados por la sexta Encuesta Nacional Inclusión y Exclusión Social de las Personas Mayores, estas experimentan una enorme exclusión social debido a las carencias e inequidades del país. La profesora Thumala sostiene que esto se debe a la falta de integración de las personas mayores en distintos ámbitos de la sociedad y a la ausencia de imágenes sociales positivas de la vejez. Esto se refleja, por ejemplo, en el mundo laboral, donde las personas mayores enfrentan los mayores prejuicios. “Se asume por defecto que una persona después de cierta edad ya tiene dificultades para desempeñarse laboralmente, hacer las clases o no poder manipular objetos igual que antes. Entonces, se suele meter en un mismo saco a todas las personas creyendo que todos presentan un mismo tipo de declive”, lamenta la académica.

Es por ello que, desde el GERO, se han ido trabajando en una serie de guías enfocadas en el buen trato hacia las Personas Mayores. Estos documentos no solo buscan informar a la población sobre las formas de edadismos más comunes en nuestra sociedad, sino también cómo abordarlas. Así lo explica González-Billault, quien afirma que la familia es clave en el mejor trato hacia las personas mayores. “Uno de estos ejemplos tienen que ver con el tratar de infantilizar a las personas mayores. Por ejemplo, decirles que se queden sentados para que no se cansen. Una persona mayor si no tiene alguna patología de base es una persona que puede tener movilidad, que puede hacer pequeñas dosis de ejercicio y que, por lo tanto, no debiese estar circunscrita o estar obligada a solamente estar sentada o en la cama”, señala.

Coincide con esta visión la profesora Thumala, al señalar la responsabilidad de las propias familias sobre el trato hacia las personas mayores. Este rol apunta a la comprensión e inclusión de estas como individuos activos que siguen aportando a la sociedad. “Las personas mayores algo aprendemos en la vida. Unos aprenderán más que otros, pero algo vamos aprendiendo. Vamos aprendiendo, entre otras cosas, a poder enfrentar dificultades, a poder hacerle frente a problemas, a poder lidiar con situaciones que no podemos controlar”, afirma la investigadora asociada de GERO.

Esto implica un cambio cultural paulatino en el cual el Doctor Felipe Salech reconoce avances en el último tiempo. Lo ha constatado a nivel médico, a través de sus consultas, pero también a nivel personal con su familia. “Cuando uno conversa con estas personas, que hoy día tienen entre 65 y 80 años, te das cuenta que ellos veían antiguamente el proceso de la jubilación de forma muy marcada, donde dejaban de trabajar y se retiraban por completo a la casa”, explica el doctor Salech.

En el último tiempo, sin embargo, ha ido cambiando esta mirada hacia una mayor proyección de las personas mayores tras la jubilación. “Hoy día ha ido apareciendo un concepto que es fundamental, que es tener un propósito una vez que uno se jubila (…) Nosotros muchas veces, como geriatras, les transmitimos a nuestros pacientes que jubilar, por ejemplo, no es el proceso de bajar la cortina y dejar de hacer de todo, sino que más bien es cambiar la presión con la cual uno hace las cosas”, relata el geriatra.

Si quieres saber más al respecto, te invitamos a revisar la segunda parte del Especial Personas Mayores de Universidad de Chile Podcast, disponible en Spotify, Tantaku y Youtube.

Rodrigo Gallardo
Prensa Uchile