Directora CEAC, Dominique Thomann: “Tenemos una oportunidad de ser una voz ciudadana”

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La intérprete de viola, gestora cultural e ingeniera comercial, fue elegida entre más de medio centenar de postulantes para dirigir el Centro que reúne a la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, al Ballet Nacional Chileno, al Coro Sinfónico y a la Camerata Vocal de la Universidad de Chile. El pasado, como camino de tradición y excelencia, y el futuro, con el mega proyecto VM20 en el horizonte y los vínculos con nuevos públicos, son parte de los temas abordados en esta conversación.

A pocos días de haber asumido la dirección de uno de los espacios culturales de mayor trayectoria y prestigio del país, la música e ingeniera comercial, Dominique Thomann Etchegaray, recorre el Centro de Extensión Artística y Cultural de la U. de Chile (CEAC), específicamente, el Teatro Universidad de Chile. La tradicional sala de la música de la capital está a una cuadra del edificio que será el nuevo hogar del CEAC: el anhelado mega proyecto VM20. Por ello, en esta conversación converge el pasado y la trayectoria del Centro y el futuro, con las posibilidades que abre el nuevo recinto que acogerá a sus cuatro cuerpos artísticos estables: la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, el Ballet Nacional Chileno, el Coro Sinfónico y la Camerata Vocal de la Universidad de Chile.

Luego de un proceso de selección al que postularon más de 60 personas, y tras mudarse de la ciudad de Valdivia, donde se desempeñaba como directora ejecutiva de la Orquesta de Cámara, Thomann revisa los desafíos que espera abordar en este nuevo cargo y cómo su experiencia viene a contribuir al proyecto del CEAC. Uno de ellos es la vinculación con los públicos, mediante el planteamiento de la programación, además de las temáticas de creación artística y también de educación. “La visión para mí sería que cada actividad que haga el CEAC siempre esté relacionada a alguna actividad educativa”, plantea. En materia educativa, mira al interior del plantel como un polo formador de artistas. Sobre esto, sostiene, “no podemos concebir el CEAC separado de la formación de los artistas de la Universidad de Chile”.

Dominique Thomann Etchegaray cuenta con estudios de Master en Pedagogía Instrumental y en Administración de Teatro y Orquesta, realizados en la Universidad de Música y Artes Escénicas (HfMDK) de Frankfurt, Alemania. Dentro de sus reconocimientos destacan “Personaje 2022 – Mujer líder”, del Diario Austral y “Premio 100 Mujeres líderes 2022”, de El Mercurio & Mujeres empresarias. Dentro de su trayectoria, destaca también su paso por la Orquesta Filarmónica de Santiago como subdirectora administrativa, y su labor como productora adjunta del tour europeo de la Orquesta de Las Américas, en Estados Unidos. También posee experiencia profesional en distintos roles de gestión cultural en Alemania.

– ¿De dónde viene tu afición por la música?

Mi primer acercamiento con la música es familiar, por el lado de mi familia materna. Mi abuela estudió piano en el conservatorio en Valdivia, también en una época venía a Santiago a estudiar en el conservatorio de La Chile. Desde ahí nace un interés genuino y un contacto directo con la música a través del piano, que luego continuó en la tradición familiar con mi madre tocando y cantando en coro. Eso hizo que yo participara de conciertos de muy pequeña. Cuando pienso en mi infancia, una de mis primeras experiencias que recuerdo está en una sala, y  relajarme escuchando la música, lo que me lleva a la experiencia de la semana pasada, donde viene el día del concierto de aniversario de la Universidad con mi propia hija. Ahí retomo esta experiencia porque para mí eso era algo muy normal, cotidiano. Tuve la fortuna de crecer con eso, entonces me encantaría que para otros y otras también pudiera ser una cotidianidad.

​- ¿En qué momento de tu vida decides tomar el camino de la música?

Muchas personas tienen la fortuna de que esto es inmediato, no hay cuestionamientos. En mi caso fue distinto. Yo llegué a la viola porque en la orquesta yo tocaba violín, y en ese momento me dijeron bueno, si quieres ojalá puedas tocar viola. Nosotros te damos las clases, pero necesitamos una viola, y la verdad es que ahí, en ese cambio, encontré este maravilloso instrumento que -para los que no lo conocen- tiene el registro similar a la voz humano humana, entonces me resultó muy cercano, y también tiene un rol de puente dentro de la orquesta, y hace que conversen los instrumentos más agudos como el violín y los más graves como el chelo. Este instrumento me acomodó mucho por su sonido y rol. Ahí la verdad es que no lo pensé, llegó ese momento de no cuestionamiento, de decir bueno, estudio música, este es mi camino.

– Estabas en Valdivia antes de llegar al CEAC ¿Cuáles son los principales cambios que tiene este viaje y este nuevo camino?

Hay un cambio no solo geográfico del entorno donde estaba, inmersa en un lugar bastante impregnado por la naturaleza a la ciudad que es más dura, porque efectivamente el cambio es pasar de dirigir a una institución con un conjunto, a una casa donde hay cuatro elencos que conversan. Ahí hay un gran cambio y un desafío muy bonito, que lo veo realmente como eso, como una oportunidad y un desafío muy grande para desarrollar profesionalmente.

– En tu presentación a la comunidad hablaste de concretar la idea de que el CEAC no sea solo para los santiaguinos ¿Cómo ves que eso sea posible?

Los elencos del CEAC tienen el apellido “nacional”: la Orquesta Sinfónica Nacional, el Ballet Nacional Chileno, o sea, el nombre ya habla de una misión y una visión de lo que quieren lograr ¿Cómo fortalecer esto? Creo que una oportunidad importante sería aliarse con actores culturales regionales, de manera de seguir promoviendo la extensión cultural a lo largo de todo el país. Pero no solo desde el hecho de salir, sino que también hay una cosa que aprendí estando en región, que es invitar y convocar a Santiago.

A veces resulta difícil verlo, pero a las regiones les cuesta tener presencia. Por eso, por qué no pensar en lograr ser un aliado natural para todos aquellos artistas y actores culturales de regiones que quieran presentar sus temáticas regionales relevantes en la capital, como una conversación abierta.

– Sería algo más bidireccional…

Exactamente así, y que se sienta que el CEAC es un espacio para todas y todos a nivel nacional, no solo de la capital.

– ¿Cómo esta convocatoria puede abrir el CEAC, considerando que vamos a tener VM20?

Desde el CEAC tenemos la gran posibilidad y responsabilidad de inspirar también a otras instituciones, y -sobre todo- de tomar las temáticas culturales y artísticas para hacer propuestas donde se incluyan estas temáticas relevantes de nuestra comunidad. En ese sentido, yo creo que la propuesta pasa por tener esta responsabilidad, de tener rol nacional. Tenemos, además, la posibilidad de que somos bastante visibles, entonces ahí tenemos una oportunidad de comunicar y hacernos cargos de qué queremos mostrar.

– ¿De qué manera se complementa tu formación como ingeniera comercial con la música?

Contrario a lo que se puede pensar, la música y la ingeniería comercial están mucho más ligadas de lo que parece. Por ejemplo, comparten el elemento común de la matemática en algo súper simple como una armonía. Donde hay acordes -que son dos o más notas tocadas al mismo tiempo- hay una relación matemática, entonces quiéralo o no, conversan. Entendiendo eso, uno puede armar puentes a todo nivel, porque puedes conversar con un músico de armonía y puedes conversar también con una ingeniera comercial sobre presupuesto, y allí encuentras hasta palabras y conceptos iguales y permites que haya una comprensión. En ese sentido, logrando y abriendo conversaciones y haciendo puente, puedes acercar aspectos que son fundamentales para cada una de las disciplinas y de las personas que la ejercen.

– ¿Qué aspectos de tu experiencia internacional traerías al CEAC?

Principalmente, lo que tiene que ver con la colaboración entre distintas industrias, que tiene que ver con salirse un poco de lo conocido, decir bueno, a ver, cómo mezclo una automotriz con un museo, con un teatro o con una orquesta. En mi experiencia internacional, diría que vi muchos de esos cruces, de decir que se puede ampliar y mezclar distintas industrias para que salga algo nuevo, algo que no sabemos qué es todavía.

Por otro lado, la colaboración como un todo, es decir, juntar, trabajar mucho en red, trabajar mucho con otros actores culturales. Por ejemplo, grandes festivales de música donde casas de música y orquestas se unen y hacen circuitos que finalmente aportan al territorio, por ejemplo, a que haya más turismo. O sea, que la unión de los distintos actores haga que se generen sinergias positivas.

A esto se suma una cosa bien importante que creo que es la mirada crítica, en el sentido del rol que puede dar la institución de decir, mira, aquí hay temáticas relevantes para la comunidad y tenemos que ser capaces de recogerlas y de transformarlas en algún contenido artístico. O sea, tenemos una oportunidad de ser una voz ciudadana y no quedarnos impávidos ante distintas inquietudes que puedan ser relevantes para la comunidad que nos rodea.

– ¿Qué diagnóstico tienes sobre el rol y el espacio de las mujeres en el campo de la música?

Creo que hay, en el mundo entero, una deuda respecto a las mujeres, de darle más visibilidad y espacio en los cargos de liderazgo. Particularmente, en la gestión de las artes, todavía no son demasiados los espacios ocupados por mujeres. Diría que en la orquesta hay más presencia femenina en este momento, algo que también se conquista con el tiempo, pero todavía falta más espacio para la participación desde la dirección de batuta. Curiosamente, muchos de los equipos de gestión están formados por mujeres, entonces tenemos el sobre el escenario y el detrás del escenario.

Acá hay una oportunidad también en términos artísticos, porque hay que pensar y revisar distintas dimensiones. Por ejemplo, ¿qué pasa con las compositoras mujeres? La historia no ha dado tanto espacio a que brillen, entonces todavía pudiera haber más oportunidades de igualdad.

– Y eso, en términos concretos, ¿cómo se aborda?

Yo creo que pasa mucho por las personas, por las mujeres que estamos en cargos de liderazgo. O sea, cuando se llega a una posición donde efectivamente tú puedes dar oportunidades a otras y otros, tienes la responsabilidad de tomar decisiones, y creo que ahí hay justamente una posibilidad de dar otras oportunidades a mujeres.

– ¿Se pueden diversificar los públicos del CEAC? ¿Lo ves como un desafío, como una oportunidad, como una necesidad?

Yo lo veo como un desafío y lo veo como una oportunidad también, pero por supuesto que sí. Si la pregunta es si se puede, la respuesta es sí, se puede. Estamos realizando varias actividades actualmente que tienen que ver con el trabajo del área de educación y la formación de públicos, en donde están presentando instancias como, por ejemplo, los ensayos con la orquesta, donde se genera material educativo para un acercamiento con el proceso artístico más allá del concierto en sí. Me encantaría que cada actividad que hagamos en el CEAC siempre estuviera relacionada con alguna actividad educativa.

Además, hay varios canales para poder quizás acercarnos a los públicos. La Universidad tiene un canal de televisión y una radio y creo que se puede pensar un poco más cómo se podrían articular ciertos contenidos.

Por otro lado, estoy convencida de que tenemos una deuda en la formación de los estudiantes. Ahí hay una oportunidad de volver a establecer una mayor interacción con estas carreras artísticas, ofreciéndole clases magistrales u otras actividades exclusivas pensadas para ellos. Tenemos una oportunidad, pero también es una responsabilidad, porque son artistas que finalmente también van a formar elencos o son los futuros compositores de las obras que vamos a tocar, entonces no podemos concebir el CEAC separado de la formación de los artistas de la Universidad de Chile.

– Se aproxima la conclusión del megaproyecto VM 20 ¿Cómo se conjuga con este proyecto que tú traes?

VM 20 ya no es un sueño, ya es real y, de hecho, se encuentra con el 80% de avance, con lo cual ya estamos hablando en realidad de un hito que viene que es la apertura. Este no solo es el primer espacio, la primera casa de los cuerpos estables del CEAC, sino que realmente es una casa, lo que significa tener un mismo espacio, un espacio común para todos los cuerpos artísticos que no han tenido un espacio propio. Va a cambiar mucho porque acá vivimos fragmentados, en cambio, estando todos en una casa, te vas a topar como cuando uno vive en familia.

Cuando se trabaja con artistas, es muy importante tener un espacio, porque se van a ir dando estos cruces, se generan ideas y van surgiendo mejores cosas en estas conversaciones de pasillo que de repente no sabes y surgen unas locuras que terminan siendo proyectos maravillosos. Entonces, es darle oportunidad no solamente de que tengan un espacio, digámoslo, adecuado sonoramente para los músicos y espacial para los bailarines, sino que quién sabe qué ideas van a nacer en ese espacio y eso es muy motivante.

Estamos muy expectantes con el hito, pero va a haber también esfuerzos para ajustarnos probablemente cuando entremos. Yo lo pienso como construir una casa nueva a la que vamos a entrar, y que la estamos preparando con mucho cariño. Dentro de la gestión, por ejemplo, tenemos un desafío importante en ver cómo se hace el modelo que le dé la sostenibilidad y sustentabilidad. Este espacio  no solamente hay que financiarlo, hay que programarlo.

Hay un desafío importante que es cómo vamos a habitar este espacio entre todos, pero también de los públicos: cómo involucramos a los públicos y que ellos sientan que esta también es su casa, porque sin los públicos este lugar no tiene vida.

Francisca Palma
Prensa UchileFotografías: Alejandra Fuenzalida