Entrevista a Josiane Bonnefoy, vicerrectora de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios

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“Han sido días intensos”, comienza relatando la profesora Josiane Bonnefoy, actual vicerrectora de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios de la Universidad de Chile, quien ha desarrollado su labor profesional en la Escuela de Salud Pública de la Facultad de Medicina y que antes de integrar el equipo de la Rectora Rosa Devés se desempeñaba como senadora universitaria, donde presidió la comisión de Presupuesto y Gestión y luego integró las de Desarrollo Institucional y de Estructuras y Unidades Académicas. En esta entrevista, la nueva encargada de la VAEC repasa cómo han sido estas primeras semanas a cargo de esta unidad creada en 2014 y que tiene como propósito coordinar a los organismos responsables de las actividades relacionadas con el bienestar, equidad e integración de los estudiantes y la comunidad universitaria (Dirección de Bienestar y Desarrollo Estudiantil, Dirección de Deportes y Actividad Física, Dirección de Asuntos Comunitarios y Dirección de Salud Estudiantil).

Socióloga de profesión, la profesora Bonnefoy tiene una amplia trayectoria en las áreas de políticas públicas de género, infancia y salud pública; y de los determinantes sociales de la salud, especialmente en inequidad en salud, materia que ha trabajado en instancias como la Comisión Mundial sobre los Determinantes Sociales de la Salud, el Ministerio de Desarrollo Social y el Ministerio de Salud. Esta vasta experiencia buscará aplicarla en su gestión al mando de la VAEC.

“La vicerrectoría es muy desafiante, implica muchísimos ámbitos respecto a lo que es toda la parte estudiantil y comunitaria, y de una gran riqueza”, comenta. Por otra parte, destaca que “la Universidad va incorporando muchas temáticas de la sociedad, demandas y desafíos, los permanentes temas emergentes. Se ha ido haciendo cargo de los temas nuevos y eso ha implicado que cada vez más se amplíen las temáticas que se abordan. La Universidad no se ha quedado atrás en los cambios que ha habido en las políticas sociales del país”, reflexiona.

– ¿Qué implica ser parte del equipo de la Rectora Rosa Devés, la primera mujer en asumir este cargo? ¿Qué desafíos vislumbra?

En primer lugar, un honor poder formar parte. Es historia lo que está pasando en este momento, no solo por el hecho de ser mujer, porque ya en sí mismo es un salto muy grande en la Universidad, sino también por lo que ella representa como persona, las ideas que tiene. A mí me tocó conocerla en estos cuatro años del Senado, compartimos en distintas comisiones porque compartimos intereses y coincidimos en varias ocasiones, lo que permitió conocerla. De ella valoro la forma que mira el mundo y la Universidad, las personas, la dimensión humanista que tiene, que creo va a ser un gran sello. Por lo tanto, cuando me lo propuso, primero lo pensé y luego me inyectó energía el proyecto a desarrollar en este período. El ser parte de esta nueva Rectoría, que tiene una mirada que va a ir profundizando los cambios que ya ha realizado la Universidad, pero también avanzando en ellos y en comunicación y sintonía con lo que ocurre en la sociedad. La Vicerrectoría de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios (VAEC) permite ir acompañando ese vínculo con la sociedad. Veo la Universidad no como algo en sí mismo, un ente aislado, sino como una parte de nuestra sociedad, de manera sistémica con la trayectoria educacional. Estamos en 2022, la tercera década de este siglo, y -por lo tanto- estamos recibiendo estudiantes que tienen una historia muy particular, son del siglo XXI, nacieron en democracia. Eso también implica que han sido parte de las políticas de las últimas décadas orientadas al conjunto del sistema educativo. Nosotros somos un eslabón dentro de esa cadena.

Por lo tanto, nuestros estudiantes, los que están llegando en esta década, vienen con ese sello, de todo lo que significaron las políticas públicas ya en democracia. Y eso ha implicado que nos ha llegado una diversidad social, cultural, muy amplia, de la cual tenemos que ser conscientes y asumir la responsabilidad que nos cabe.

– ¿Cómo son esos estudiantes?

En el fondo, ellos encarnan no sus veinte años que tienen, sino que 50 o más, encarnan lo que fue la vida de sus padres, abuelos, encarnan las frustraciones de esas generaciones, las esperanzas, las alegrías y eso es algo que nos traen a nosotros. Y, a su vez, ellos han sido muy protagonistas. Nuestros estudiantes han participado en todo lo que fue la lucha de una educación gratuita y de calidad de 2011, en las demandas feministas, como estudiantes secundarios, en las demandas sociales del estallido de 2019, traen el sello del siglo XXI y de la democracia, y en esa diversidad es que tenemos que estar a la altura de seguir ese camino de diversidad e inclusión, profundizarlo aún más, potenciarlo y ahí es donde la VAEC tiene un rol muy importante, de acompañamiento, apoyo y de potenciar la trayectoria de los estudiantes.

– A raíz de eso mismo, ¿cuál es la relación que espera tener con los y las estudiantes de la U. de Chile y la comunidad en general? ¿Cuáles serán sus ejes prioritarios?

Poder profundizar en equidad e inclusión. Es algo que ya está instalado, pero sigue siendo un desafío intensificar ese eje de acción. Abordar a los estudiantes de manera integral, particularmente la salud mental. Hoy la salud mental de los tres estamentos es muy relevante, en particular en los y las estudiantes tras la pandemia, que ha sido muy difícil, no solo con quienes ingresaron este año en presencial, sino lo que significó para los estudiantes de dos años anteriores que ahora se integraron a la presencialidad. El tema de los lazos sociales ha sido muy dificultoso en el semestre que está terminando. Son relevantes también los temas de género, diversidades, y lo que esté relacionado con el deporte en su amplio sentido, no solo el deporte de élite, que por supuesto es muy valioso, y ahí la Universidad tiene un rol muy importante, pero cómo involucramos esos otros desafíos que tenemos hoy en día, como alimentación saludable, de obesidad, de vida activa, eso es un desafío importante también. Sobre todo, identificar y abordar las barreras que obstaculizan una experiencia universitaria integral, desarrollando acciones que tiendan a potenciar habilidades y un ejercicio ciudadano porque son estudiantes en este momento, pero también son ciudadanos.

– Desde lo personal y también profesional, ¿cómo toma este nombramiento? ¿Cómo han sido estos primeros días en el cargo?

No, no lo esperaba. Fue una gran sorpresa cuando la Rectora me llamó. La verdad es que sentí que de poder participar en esta Rectoría este era el lugar, jamás lo había pensado antes, pensaba que terminaba el Senado y volvía a mi Escuela de Salud Pública, para volver a retomar investigación, cosas que había dejado de lado. Partí en los noventa trabajando en políticas públicas, en particular en género, infancia y adolescencia, y luego, cuando se creó la Comisión Mundial de Determinantes Sociales de la Salud en el 2005, empecé a trabajar ahí. Era la comisión organizada por la Organización Mundial de la Salud y de ahí en adelante, desde el 2005, mi manera de ver y de enfocar ha sido a través del marco de determinantes sociales de la salud, por lo que sentí que esta era una vicerrectoría que me permitía poder mirar las cosas con esa impronta. No iba a mirar la salud solamente, uno no mira cada ámbito por separado, sino cómo cada ámbito impacta al otro. Por lo tanto, esta vicerrectoría permite tener esa mirada global y actuar transversalmente. O sea, un estudiante no es solo su formación académica, que es fundamental, sino que todo lo demás que lo rodea.

– En esta etapa que podríamos denominar como post pandemia, ¿qué desafíos quedan para fomentar el desarrollo de la vida en la comunidad universitaria?

En la medida que la pandemia lo permita, diría que recuperar la presencialidad es fundamental. Y uno de los grandes problemas, mirado desde los estudiantes, es cuando ellos están solos. Tras la pandemia, en la medida que ellos recuperan todo, eso ayuda a que construyan esos lazos. Es muy distinto tener que hacer un trabajo con un grupo presencialmente, a hacerlo por Zoom o por Meet. Ahora, llegando a la Vicerrectoría, he tratado de que las reuniones sean presenciales, al menos al principio. Los dos últimos años he trabajado por Zoom en la Escuela de Salud Pública, pero es distinto cuando tú ya tienes lazos creados, pero los estudiantes vienen acá a crear lazos. La presencialidad ayuda a acoger y eso en post pandemia mientras antes lo logremos mejor. Y, lo otro que es importante, destacando las cosas buenas de la pandemia, es que nos obligó a nosotros como académicos a renovarnos, a plantear la docencia de otra manera y descubrimos muchas cosas, que no es solo el manejarse con los medios, fue pensar la clase y el seminario de manera distinta, y eso cómo lo mantenemos. Este año fue un desafío de nuevo, que de lo que habíamos realizado estos dos años, podíamos aprovecharlo ahora, para mantenerlo. Además, creo que lo que sí nos dio la pandemia, en lo positivo, porque fue duro para las personas que perdieron seres queridos y que aún tienen secuelas, es mostrar la resiliencia que tenemos. Sentir que éramos capaces de cambiar, de mirar y de hacer las cosas distintas. Queremos rescatar lo más posible, lo positivo de lo que nos tocó vivir en este último tiempo. Eso sí, lo que más echaba de menos era el contacto con los estudiantes, encontrarse en los pasillos.


Prensa UChile: Maritza Tapia. Fotos: Alejandra Fuenzalida.