Rector Vivaldi: Solidaridad para enfrentar la inseguridad

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En la edición de El Mercurio de este domingo 22 de marzo de 2020, la máxima autoridad de nuestra Universidad reflexionó sobre la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 y expresa que en situaciones como la que vive el país, «nuestra Universidad, en cuanto universidad pública, aspira a representar e identificarse con los intereses del conjunto del país, enfatizando el bien común como ámbito de complejidad no reducible a réditos individuales y factor decisivo en nuestro devenir» y que cualquier medida para enfrentar el COVID-19 «solo tiene sentido si actuamos como una sociedad articulada y no como mero conglomerado de individuos».

Quiero compartir algunas ideas acerca de la emergencia sanitaria y social que estamos viviendo por la epidemia de COVID-19, desde la perspectiva de los valores, actitudes y conductas de nuestra institución, la Universidad de Chile.

Nuestra Universidad, en cuanto universidad pública, aspira a representar e identificarse con los intereses del conjunto del país, enfatizando el bien común como ámbito de complejidad no reducible a réditos individuales y factor decisivo en nuestro devenir.

Charles Darwin expresó una de las declaraciones más hermosas acerca de nuestro pueblo al referirse al terremoto de Concepción de 1835: “Un terremoto invierte instantáneamente las ideas más firmes, la tierra, el emblema mismo de la solidez, ha temblado bajo nuestros pies como una delgada costra sobre un líquido, tan solo unos segundos bastaron para despertar la imaginación de un extraño sentido de inseguridad, que no hubiera sido conseguido por horas de reflexión… Se ha constatado, con algo de verdad que habiendo una destrucción general, nadie se siente más humilde que su vecino ni nadie podría acusar a sus amigos de frialdad, dos causas que frecuentemente agregan un agudo dolor a la pérdida de bienes materiales y riquezas…”.

La cita no podría ser más pertinente hoy: vivimos la inseguridad y necesitamos la solidaridad.

Chile ha sabido aprender de los terremotos, haciendo escuela en sismología y normas de construcción. También aprenderemos de esta epidemia pero, a diferencia de un terremoto que dura minutos, el curso de la curva ascendente de la epidemia permite tomar decisiones relevantes no para la próxima, sino para esta, la epidemia en curso. Lo más importante que debemos hacer hoy es enlentecer la propagación del contagio.

Pero esto solo tiene sentido si actuamos como una sociedad articulada y no como mero conglomerado de individuos. Por décadas hemos vivido una apología indecorosa del egoísmo; una exaltación del lucro como una motivación jamás objetable y un menosprecio por el ámbito público en educación, salud o pensiones.

El egoísmo más extremo, si se acompañara de algo de inteligencia, comprendería que tan importante como acaparar alcohol gel es que los demás también dispongan de alcohol gel. Análogamente, cuando el Estado provee vacunación universal gratuita no favorece solo a los más pobres, nos protege a todos, incluyendo al más rico y al más egoísta.

En cuanto al lucro, contemplamos la especulación de insumos farmacéuticos, a la vez que, ante la letalidad de la epidemia, reflexionamos sobre si, en realidad, la riqueza material es tan importante como nos había venido pareciendo.

Y en cuanto al menosprecio por lo público, su debilitamiento perjudicó no solo a quienes no podían tener acceso a lo privado. Nos debilitó a todos.

Éstas no son elucubraciones abstractas. Son las cuestiones más concretas imaginables a la hora de tomar decisiones para que todos los chilenos enfrentemos unidos la epidemia de Covid-19.

Ennio Vivaldi Véjar
Rector