U. de Chile refuerza la importancia de los archivos públicos para la memoria y la democracia

Compartir
jcr_content

Considerados espacios con un valor histórico incalculable, los archivos documentan la historia de la sociedad, almacenan y organizan la información. Resguardarlos significa conservar la identidad cultural y asegurar que las futuras generaciones puedan conocer su pasado.

Desde 2007 hasta la actualidad, el Consejo Internacional de Archivos (ICA por sus siglas en inglés) definió cada 9 de junio a nivel global como el Día Internacional de los Archivos. Un hito que coincide con la fecha de la propia fundación de este ente creado bajo el alero de UNESCO en 1948 y que cada año se vuelve una instancia para destacar el rol de estos espacios en la investigación, verdad, justicia y conservación de la memoria.

Definidos como organismos que tienen la labor de resguardar, conservar y difundir los acervos materiales e inmateriales de una comunidad o territorio para su preservación a futuro, los archivos se han vuelto repositorios que manejan libros, imágenes, documentos, entre otros soportes documentales que resguardan información imprescindible para nuestra sociedad.

Es bajo este rol que instituciones como la Universidad de Chile han impulsado el desarrollo de sus propios archivos, como el caso del Archivo Central Andrés Bello, fundado el 10 de agosto de 1994 a partir de la integración de la Biblioteca Central de la Universidad de Chile, el Departamento de Fotografía y Microfilm -hoy Colección Archivo Fotográfico-, el Taller de Imprenta y Encuadernación, además del Laboratorio de Conservación y Restauración de Papel.

Al respecto, Fernanda Vera, directora del Archivo Central Andrés Bello, señaló que “el principal espacio patrimonial de la Universidad de Chile que cumple un rol crucial dentro de la comunidad universitaria, pero también posee un rol muy relevante para el país en general. Esto tiene que ver con la historia republicana de la U. de Chile que surge en 1842, pocos años después de la independencia nacional”.

Es bajo el alero del plantel de estudios que el Archivo Central Andrés Bello posee una gran variedad de elementos clave para la historia de la institución y también del país. Así lo comentó Fernanda Vera, quien destacó que entre las materialidades custodiadas por el Archivo Bello, “van desde los negativos fotográficos hasta cintas de vinilo y partituras pasando también por caracolas, manuscritos, libros y documentos. En ese sentido su riqueza en la variedad de la tipografía material también es un valor a destacar”.

En este sentido, Carolina Torres, coordinadora del Área de Información Bibliográfica y Archivística del Archivo Central Andrés Bello, aprovechó de hacer la distinción entre las bibliotecas y los archivos, dado que, si bien ambas comparten un fin similar, su principal diferencia radica en el tipo de material que se resguarda.

Como explicó Torres, “una biblioteca resguarda material bibliográfico como libros, enciclopedias y revistas. En el fondo materiales o recursos de información publicados con el objetivo de ser difundido. En cambio, la principal característica del material de archivo es que se crean de forma inconsciente, no tiene el objetivo inicial de ser divulgado. Las personas lo crean según su trabajo, necesidades, objetos únicos creados que tienen una función para el individuo”.

Sin embargo, los archivos no solo cumplen un propósito de almacenamiento. Por medio de los procesos de puesta en valor, estos también se han convertido en espacios que también logran promover y difundir el conocimiento, un trabajo que se refleja en su capacidad de custodiar, preservar e investigar el patrimonio histórico. Algo en lo que coincide la directora del Archivo Central Andrés Bello, quien abordó que, “las labores principales del Archivo Bello y por las que se distingue se centran en un alto estándar profesional en la catalogación, conservación, apoyos de investigación, puesta en valor y difusión, educación y mediación a partir de las 23 colecciones que preserva”.

Un Archivo con un rol público

Si se observa en detalle los archivos como espacios es posible hallar en ellos dos tipos de manejo distintos, encontrando así tanto de carácter público como privado. Esta distinción radica en la institución en que se almacenan estos archivos, quien los produce y la finalidad con que se conservan.

De esta forma, los archivos públicos son creados por instituciones estatales como gobiernos, escuelas, universidades públicas, ministerios, entre otros. Es por esta razón que la mayor parte del tiempo son accesibles a la población, salvo casos puntuales en los que estos tienen restricciones temporales por seguridad o privacidad.

Por otro lado, los archivos privados generalmente están restringidos y sólo permiten acceso a personas autorizadas o propietarios. Bajo esta consigna, los archivos especialmente públicos son fundamentales para el rescate de la memoria histórica en una sociedad democrática al admitir el acceso a las y los ciudadanos.

En este sentido, María Paz Valenzuela, directora del Archivo de la Arquitectura Chilena (ARDACH), señaló que los archivos públicos “son el lugar para la custodia en el tiempo de la documentación que valida o da realidad a los sucesos del pasado. Constituyen el lugar de la verdad histórica, más allá de las interpretaciones. El hecho de que sean públicos garantiza esto último a todas las generaciones”.

En cuanto a la importancia de los materiales de archivo, especialmente públicos, Carolina Torres, señaló que su valor radica en la relevancia de su resguardo para la historia de un país y el futuro de las nuevas generaciones. “Las personas naturales o investigadores van a tener la posibilidad de recurrir a esa información para hacer sus propias investigaciones, tipos de conclusiones en sus trabajos o conocer un poco más de las costumbres del pasado, incluso dar prueba de algunos acontecimientos de nuestra historia. Estos materiales se transforman en un resguardo para el país”.

Asimismo, Fernanda Vera, señaló que la relevancia de proteger el libre acceso a los archivos nutre el conocimiento de la sociedad, promueve la democracia y protege los derechos de los ciudadanos. “Cuidar los archivos de un país es crucial para poder preservar la memoria colectiva de la comunidad, para proteger los derechos de los ciudadanos en cuanto al acceso de su propia cultura y de sus construcciones identitarias. También es muy importante para garantizar el resguardo de la documentación y favorecer el acceso a la información de todas y todos”.

Francisca San Martín, periodista del Archivo Central Andrés Bello.