Dr. Pablo Salinas: «La ansiedad es patológica cuando te impide hacer tus actividades»

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A nivel global, se estima que los diagnósticos por depresión y trastornos de ansiedad aumentaron alrededor de un 25 por ciento durante la pandemia. Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de trastornos de ansiedad? En la siguiente entrevista, el psiquiatra y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Pablo Salinas, da luces sobre esta patología.

La ansiedad, emoción que conjuga miedo, angustia y nerviosismo frente a algunas situaciones o contextos de la vida cotidiana, está presente en los animales de forma muy primitiva siendo funcional a la adaptación y defensa de estos en su entorno. Sin embargo, deja de ser algo que los expertos consideran incluso positivo o protector cuando se transforma en una emoción que se produce frente estímulos que no debiesen gatillarla o cuando derechamente limita nuestros quehaceres diarios.

“Los trastornos de ansiedad en general son la representación patológica de algo que es normal, que es la ansiedad. Por ejemplo, si uno lo piensa desde el punto de vista de una persona que tiene que exponerse a un examen, tener mucha ansiedad o no tener nada de ansiedad puede ser negativo, son los extremos de la ansiedad los negativos. Si esa persona se pone cero ansiosa frente a un examen lo más probable es que no estudie. Hay un rango en el que ansiedad normal se maneja, que nos permite desempeñarnos de mejor manera en actividades de la vida diaria, no solo en actividades extremas», señaló el psiquiatra Pablo Salinas, director del Departamento de Psiquiatría Oriente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

– Cuando hablamos de ansiedad comúnmente la asociamos con una sensación de angustia o también de fobia a algo, ¿cuál sería una definición acertada de este concepto?

La ansiedad es de la misma familia que el miedo y la angustia, en algún minuto se dijo que la ansiedad era la representación psíquica de la emoción de miedo, y que la angustia era una representación más bien física. Pero ansiedad y angustia se toman prácticamente como sinónimos en psiquiatría, no hay una delimitación muy clara.

– ¿Y a qué nos referimos cuando hablamos ya de trastornos de ansiedad?

Los trastornos de ansiedad corresponden a aquellos donde la ansiedad tiene un rol principal y es patológica. O sea, se produce frente a estímulos que no deberían producirla. Ahí tenemos la ansiedad social, que antes se conocía como fobia social, y ahora se le dice ansiedad social porque es más descriptiva en el sentido que hay muchas situaciones de la vida diaria que causan ansiedad, que son situaciones que no deberían causarla, pero el límite tampoco es tan claro. Si uno lo piensa, de algún modo, la gente responde de distintas maneras a distintos estímulos. Por ejemplo, caminar, comer, hablar, no son cosas que habitualmente generan ansiedad, pero hay un grupo de personas a las que sí les generan ansiedad y son los que decimos que tienen ansiedad social. Hablar en público ya es otro tramo, es una situación evidentemente más estresante, y ahí un grupo de gente más grande va a tender a ponerse ansioso, nervioso, sin llegar a sufrir un temor tan intenso que lo paralice. La ansiedad y los trastornos de ansiedad tienen que ver con ciertos niveles, tienen que ver con lo que se espera de la persona. La ansiedad deja de ser normal y se transforma en patológica cuando te impide desarrollar tus actividades diarias.

– Cuando hablamos de trastornos de ansiedad suele mencionárselos junto con la depresión, ¿se dan usualmente juntos?

Yo digo siempre que los trastornos de ansiedad son primos hermanos de la depresión, están muy cerca. De hecho, la depresión tiene dentro de ella algunos síntomas que son indistinguibles de la ansiedad. Antiguamente se hablaba mucho de un trastorno al que se le llamaba ansioso-depresivo, que era como una mezcla de ambas cosas, y la verdad es que cuando uno ve pacientes con depresión, estos pacientes tienen varios síntomas ansiosos, y cuando tú ves personas con trastornos de ansiedad, también presentan síntomas depresivos. Hay personas que tienen los síntomas por separados, pero lo común es que haya una mezcla de ambos.

– ¿Existe algún momento en la vida en que se produzcan más frecuentemente los trastornos de ansiedad?

En general, este tipo de trastornos se comienzan a presentar desde la infancia, son bien caracterológicos. Hay gente que es ansiosa de nacimiento, por así decirlo. Muchas de las fobias, que son parte de los trastornos de ansiedad, se desarrollan desde temprana infancia, mientras que otras tantas ocurren después de algunos sucesos o eventos traumáticos donde la persona experimenta mucho susto.

– ¿Y cómo podemos distinguir los miedos normales de los y las niñas de un trastorno de ansiedad?

El criterio más importante es que le impida hacer algo que el niño debiera poder hacer. Por ejemplo, si el miedo le impide ir al colegio, probablemente ahí hay un marcador claro de que ese niño requiere un diagnóstico. Una vez hecho el diagnóstico, la mayor parte de los tratamientos implican principalmente la terapia psicológica. En ansiedad, la terapia psicológica es lo más adecuado y también en algunos casos se requiere el uso de fármacos. Siempre lo ideal en estos tratamientos es que sea visto por especialistas de ambas ramas, de psiquiatría y psicología.

– ¿Las personas que sufren trastornos de ansiedad pueden tratarse y solucionar definitivamente esta patología?

Los trastornos de ansiedad tienden a ser bastante crónicos, pero eso no necesariamente implica que la persona tenga que estar permanentemente en tratamiento. Estos trastornos tienden a ser recurrentes, van y vienen porque tienen mucho que ver con las situaciones de la vida cotidiana o cosas que pasan. Si una persona que siempre ha sido ansiosa se enfrenta a situaciones más estresantes probablemente volverá a hacer síntomas, y probablemente en ese minuto va a requerir tratamiento de nuevo. En algunos casos el tratamiento puede darse cuando se presenten los episodios y con en eso el paciente va a estar bien, en otros trastornos -porque cuando hablamos de trastornos de ansiedad, hay múltiples trastornos de ansiedad- el uso de terapias psicológicas puede ayudar a que la persona desarrolle mecanismos para poder manejar la ansiedad. Entonces, si bien la persona se va a seguir poniendo ansiosa en algunas situaciones, va a tender a manejarla. Eso también es importante decirlo porque en algunos casos eso funciona. No es que sea curativo, no es que la ansiedad se le vaya pasar, sino que las personas pueden aprender a manejarla y eso es un mensaje importante, porque es bien esperanzador.

– En términos farmacológicos, ¿qué tipos de medicamentos se usan para tratar esta patología?

El tratamiento en general de la mayor parte de las patologías de ansiedad son los antidepresivos, yo creo que eso tiene que ver con que está muy emparentada con la depresión, entonces, aparentemente, los fármacos que sirven para tratar la depresión también sirven para los trastornos de ansiedad. También se utilizan fármacos “SOS”, pero esos sirven para emergencias, para disminuir los síntomas. Uno de ellos es el Rize, que es un ansiolítico muy bueno para usarlo de SOS, pero es solo un paliativo que va a acortar o disminuir las crisis, cosa que la persona no tenga que ir a encerrarse a la casa.

– Durante la pandemia aumentaron mucho los trastornos de ansiedad y la depresión. Incluso ahora se habla de una nueva categoría llamada “Coronafobia”, que sería parte de estos trastornos ansiosos, ¿es posible que de aquí en adelante nos vinculemos a esta nueva ‘patología’?

Yo creo que quizás hablar de “Coronafobia” es algo un poco apresurado, habría que ver si es que hay algo como “Coronafobia”, y si lo hay probablemente no sea algo tan frecuente. Evidentemente la gente que tiene más rasgos ansiosos, que es más desconfiada, probablemente sí iban a reaccionar desarrollando algún tipo de fobia al contagio, pero es posible que eso no sea lo más frecuente de ver. En ese sentido, son mucho más frecuentes los trastornos ansiosos y cuadros depresivos en pandemia. Eso sí claramente aumentó, y sin duda que la pandemia gatilló más trastornos depresivos y ansiosos. Como van de la mano, cuando aumenta uno, aumenta el otro.


Texto: Francisca Siebert